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#Poder

En la colaboración de César Ruvalcaba para #SeñalInformativa emsión matutina habla sobre el tema en el poder y enfermedad

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Transcripción
00:00Muy buenos días a todas y todos. ¿Es posible gobernar un país cuando se sufre de alguna
00:16enfermedad física o mental grave? Esta pregunta cobra sentido ante el anuncio de Joe Biden
00:21el pasado domingo, donde renuncia a la reelección de la presidencia de los Estados Unidos.
00:26Puede haber más factores, por supuesto, pero es innegable que su deterioro cognitivo fue
00:30el más relevante para decidir declinar a la contienda. Habían sido meses de fuertes
00:35cuestionamientos y dudas sobre su capacidad para gobernar bajo esas condiciones.
00:41Sin embargo, Biden no es el primero y seguramente no será el último mandatario que gobierne
00:45enfermo. Esta es una historia que viene de muy lejos. En el poder y en la enfermedad
00:49es el título de un libro escrito por el exsecretario de Relaciones Exteriores del gobierno británico
00:54David Owen. En él reflexiona sobre la historia y cuenta anécdotas de diversos gobernantes
01:00que han ejercido el cargo bajo fuertes problemas físicos y mentales, señalando, por supuesto,
01:05los riesgos que esto conlleva. Desde Carlos VI de Francia, que sufría episodios de locura
01:10y pensaba que era de vidrio y podía romperse, pasando por María I de Portugal con trastornos
01:15depresivos o George III de Inglaterra, que frecuentemente tenía alucinaciones producto
01:19de un problema psiquiátrico, hasta Abraham Lincoln, que padecía el síndrome de Marfan,
01:24lo que le provocaba severas depresiones, o Winston Churchill, diagnosticado con trastorno
01:28bipolar, su perro negro, le llamaba el mismo a su enfermedad, Margaret Thatcher, que desarrolló
01:33demencia al final de su mandato, Ronald Reagan, que tenía Alzheimer progresivo, o el propio
01:38Adolf Hitler, quien posiblemente padecía trastorno límite de la personalidad y narcisismo.
01:44Todas estas personas tomaron decisiones que impactaron al mundo estando enfermas. Y esto
01:49no tiene que ver con estigmatizar las patologías mentales, sino todo lo contrario, nombrar
01:54las y reconocerlas para que aceptemos de una vez y por toda su existencia y entonces
01:58empecemos a dialogar sobre la pertinencia de que un mandatario gobierne con algún padecimiento
02:03cognitivo. Debemos hablarlo. Si para cualquier trabajo o incluso para entrar a la universidad
02:08nos piden exámenes psicométricos y certificados de salud, ¿por qué no debería ser igual
02:13para gobernar un país? Sabiendo que es un trabajo duro y estresante durante sus periodos,
02:18deberíamos tener derecho a saber su estado de salud para asegurar que ninguna enfermedad
02:22afecte las decisiones públicas que recaen sobre nosotros. La cuestión es fijar la
02:27línea de hasta dónde una enfermedad cognitiva compromete la toma de decisiones. También
02:32legislar sobre la obligación de hacer reconocimiento público a una enfermedad, cosa que hasta
02:37ahora habita en el terreno de lo más privado del ser humano, pero que al tratarse de un
02:41gobernante cuyas decisiones nos afectan, debe transparentarse. En fin, la circunstancia
02:46de Biden nos recuerda que los gobernantes también son seres humanos y que la salud
02:50mental es un asunto que afecta a todas y todos por igual, seas profesora, carpintero
02:56o rey. Visibilizarlo es esencial y atenderlo es urgente. Seguramente muchos gobernantes
03:02padecen alguna afección mental y la ocultan bajo la alfombra con vergüenza o con temor
03:07a mostrarse débiles. Eso es precisamente el ejemplo que no deberían dar ante la epidemia
03:11de salud mental que padece nuestra sociedad. Ojalá empezaran por reconocerlo, luego por
03:17atenderlo y finalmente por legislarlo para que no vuelva a ocurrir.

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