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00:00La elección de J.D. Barnes como compañero de Trump en la carrera a la presidencia de
00:08Estados Unidos puede acabar dejando un titular inesperado el próximo 5 de noviembre.
00:13Si es elegido, será la primera vez en más de 90 años que el bello facial vuelva a los
00:18pasillos de la Casa Blanca.
00:30Aunque pueda parecer una cuestión sin importancia, lo cierto es que la barba forma parte del
00:37juego político.
00:41Dependiendo de la región, de la época y de la ideología, afeitarse o no puede tener
00:46mensajes distintos.
00:47No significa lo mismo en el siglo XXI una barba en Estados Unidos que una barba en la
00:53política española.
00:55En el siglo XIX, el efecto Abraham Lincoln puso de moda la barba entre los presidentes
01:02de Estados Unidos.
01:03En ese momento, la barba o el bigote era un símbolo de estatus y virilidad entre las
01:10élites europeas.
01:11Y con la llegada del siglo XX, los estadounidenses sintieron la necesidad de desvincularse.
01:17Las barbas empiezan a desaparecer en la élite y en la política como una determinación
01:24de decir somos diferentes, somos un país nuevo, somos un país distinto y nuestra élite
01:30política no lleva barba.
01:33A mediados del siglo XX, en Estados Unidos, la barba pasa a tener otras connotaciones.
01:38Se asocia a los movimientos revolucionarios latinoamericanos.
01:42Y quieren volver a separarse completamente de esa imagen, de esa marca personal y de
01:48ese mensaje político.
01:50En el siglo XXI, las etiquetas se van flexibilizando.
01:53Afeitarse o no es solo una decisión de estilo.
01:57La barba, como todos los elementos de construcción de marca en comunicación política, tiene
02:02que acompañar al mensaje.
02:03No hay barbas buenas ni barbas malas.
02:06Y aunque en Estados Unidos el bello facial todavía no había dado el salto a los líderes
02:10la barba de JD Vance puede romper con más de un siglo de candidatos afeitados.

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