Desde (el Residencial) Versalles dirigían su particular imperio de frutas. No se ponía el sol en sus dominios, que iban de Costa Rica a Valencia, y el dinero llegaba sin cesar desde el otro lado del Atlántico en barcos cargados de frutas tropicales y... cocaína. Su empresa, Abadix Fruits SL, era una mina de euros, con una facturación que se multiplicaba de año a año y con negocios que se extendían hacia el mercado inmobiliario.
Escondidos en el pequeño municipio alicantino de El Campello, los dueños de Abadix Fruits SL pasaban por un matrimonio emprendedor y con éxito que importaba bananas, mangos, aguacates, yuka o piña desde Brasil, Panamá y Ecuador, cuando, en realidad, eran traficantes de droga a gran escala. Tan grande que hasta tenían, supuestamente, a sueldo a Óscar Sánchez, jefe de la sección de la UDEF de Delitos Económicos y Blanqueo de la Policía Nacional en Madrid, detenido junto a su pareja. Guardaba, emparedados en su casa de Alcalá de Henares, 20 millones de euros de procedencia supuestamente ilícita. Y otro más en su despacho.
Escondidos en el pequeño municipio alicantino de El Campello, los dueños de Abadix Fruits SL pasaban por un matrimonio emprendedor y con éxito que importaba bananas, mangos, aguacates, yuka o piña desde Brasil, Panamá y Ecuador, cuando, en realidad, eran traficantes de droga a gran escala. Tan grande que hasta tenían, supuestamente, a sueldo a Óscar Sánchez, jefe de la sección de la UDEF de Delitos Económicos y Blanqueo de la Policía Nacional en Madrid, detenido junto a su pareja. Guardaba, emparedados en su casa de Alcalá de Henares, 20 millones de euros de procedencia supuestamente ilícita. Y otro más en su despacho.
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