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NoticiasTranscripción
00:00Buenos días. No sé ustedes, pero me siento fatal. No todos los días cae sobre una sociedad
00:05el peso de haber defraudado a un país entero, sobre todo cuando la nación en cuestión
00:09es nada menos que Alemania, el motor de Europa y resto del extranjero. Puedo adivinar alguna
00:14muestra de asombro entre los congregados, pero no me dirán que no han notado que el
00:18gobierno multicolor de Berlín ha implosionado. Se dan por hechas unas elecciones anticipadas
00:23en Alemania de resultado más que incierto, tras la ruptura entre socialdemócratas y
00:28liberales. ¿Y todavía se preguntan ustedes qué tiene que ver Balears en todo esto? Desde
00:33antes de que la mayoría de los presentes vinieran al mundo, Balears se dedica a fabricar
00:38felicidad. Los alemanes, en cuestión, disfrutan de tres semanas en las islas, sus mentes se
00:43liberan del tono grisáceo imperante en su país de origen y regresan a su rutina transmutados,
00:50con renovados bríos. Con el bienestar que aquí se les ha contagiado, fabrican coches
00:55o fármacos. Hoy el imperio más eficiente de Europa y quizás del planeta entero se
01:00ha derrumbado. La escuela de felicidad balear ha fracasado, no les hemos sabido infundir
01:06el bienestar suficiente. Podemos haber pecado incluso de negligencia malhumorados por esta
01:11turismofobia que nos ha agriado el carácter. Europa se hunde porque nosotros le hemos fallado
01:18a los alemanes.