El transporte aéreo es responsable de entre el 2,5% y el 3% de las emisiones mundiales de CO2, pero es objeto de críticas porque sólo lo utiliza una fracción de la población mundial. Ante la crisis climática, muchas compañías aéreas se comprometen a descarbonizarse, en particular animando a sus pilotos a ahorrar combustible durante el vuelo. Videografía
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00:00Para consumir menos combustible, los pilotos necesitan un avión que no lleve un peso excesivo
00:13y así calculan la cantidad de combustible necesario, manteniendo un margen de seguridad.
00:18Durante el rodaje en pista, solo se usa un motor, el segundo se enciende justo antes
00:23del despegue.
00:24Para el despegue, el piloto optimiza la inclinación de los flaps en las alas para lograr un buen
00:29ángulo ascendente, sin afectar la aerodinámica del avión que consumiría más combustible.
00:34Durante el vuelo, el ahorro de combustible tiene dos objetivos, primero, tomar la ruta
00:39más directa posible si el clima y el tráfico aéreo lo permiten, segundo, volar a gran
00:44altitud, unos 10.000 metros, donde el aire es menos denso y ofrece menos resistencia
00:49al avión.
00:50Al final del vuelo, lo ideal es descender de forma continua, el piloto reduce la velocidad
00:55de los motores y aprovecha la capacidad del avión para planear, como cuando el conductor
01:01de un auto deja de utilizar el acelerador al descender.
01:05Pero en realidad, la mayoría de los aviones debe esperar a menudo su turno para aterrizar
01:10y se mantienen a diferentes altitudes, lo que requiere más combustible.
01:14Al aterrizar, el objetivo es abrir los flaps de las alas y el tren de aterrizaje lo más
01:20tarde posible, y utilizar el largo de la pista para reducir la velocidad.