Pero su mayor hazaña como futbolista la logró el 10 de mayo de 1995, en París, donde se proclamó campeón de la Recopa de Europa. Cuando faltaban apenas 10 segundos para la conclusión de la prórroga y con empate a 1 en el marcador, volvió a protagonizar el papel de "bestia negra" del Arsenal y marcó el gol decisivo con una parábola desde 49 metros.1 Fue un gol espectacular, calificado en algunos medios como el mejor gol marcado jamás en una final.
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