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Lo que parecía tratarse de un incendio común y corriente al ir despejándo la historia terminó convirtiéndose en un caso policial con una trama trágica y sorprendente: luego de controlar el fuego, los bomberos encontraron el cuerpo de un hombre muerto con un balazo en la cabeza.

Entre sus manos, el hombre tenía un fusil, por lo que el caso se investiga como un presunto suicidio. El hecho ocurrió el lunes por la noche en el barrio porteño de Boedo.

La Policía de la Ciudad y los bomberos llegaron al depósito, en el que funcionaba una imprenta, tras el llamado al 911 de la pareja del hombre fallecido. La mujer advirtió en ese llamado que el hombre había hablado de suicidarse y que estaba armado.

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