A Donald Trump hay que encararlo sin miedo y con una estrategia bien diseñada. La presidenta, Claudia Sheinbaum, hizo bien lo primero e hizo mal lo segundo: Agustín Basave.
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00:00A Donald Trump hay que encararlo sin miedo, primero y después, con una estrategia bien
00:10diseñada, inteligente, de largo plazo, reactiva y propositiva. La presidenta Sheinbaum, a
00:18juicio mío, hizo bien lo primero y está haciendo mal lo segundo. Al menos esa es la
00:23impresión que tengo de la forma en que está manejando la relación bilateral desde la
00:28mañanera, lo cual de entrada es un error, porque la diplomacia presupone sigilo. Con
00:35estas constantes presentaciones de Marcelo Ebrard de que no le conviene a Estados Unidos
00:42poner los aranceles, que se va a dar un tiro en el pie, que van a pagar ellos las consecuencias,
00:49etcétera. Como si Trump reaccionara ante argumentos de racionalidad económica. No
00:57es el caso. Donald Trump usa los aranceles como una navaja suiza. Son para él un instrumento
01:04punzocortante para amedrentar al interlocutor y sacar ventaja en la negociación. Son una
01:09cuchara para jalar ingresos y compensar su déficit comercial. Son un tirabuzón para
01:19jalar, sacar empresas y ponerlas en su país. Y son hasta un palillo para sacarse de entre
01:25los dientes las muestras de patriotismo extranjero. No nos equivoquemos. Creo que la presidenta,
01:36como ganó o le fue bien, al menos en su primer enfrentamiento con Trump, se soberbeció un
01:44poco. Y la soberbia es una mala consejera. Me parece que tenemos que entender que sí
01:50hay método en la locura de Trump, pero primero hay locura. Si no lo entendemos, no se va a ir más.