• el mes pasado

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Transcripción
00:00Un muerto no es igual que un desaparecido. Eso es mentira. Porque a mí se me murió
00:09mi mamá y yo sé lo que duele. A mí se me murió mi papá y yo sé lo que duele. Pero
00:14perder un hijo de esa forma, eso es distinto. Eso es distinto, eso es para uno volverse
00:19loco. Eso es para usted salir corriendo por ahí y no volver jamás.
00:30Porque a veces yo pienso, señores, si estará vivo por ahí, ¿me lo estarán maltratando
00:39o le dan de comer? ¿Me lo tendrán encadenado o me lo tendrán encerrado? ¿Verá la luz
00:45o no ver el sol? Y a veces me pongo a pensar, ¿y si pasó lo peor? ¿De qué forma pasó?
00:51¿Cómo fue? ¿Dónde lo tiraron? ¿Qué hicieron con él? Entonces, son tantas las preguntas
00:55que el cerebro se le voltea a uno. Es difícil aceptar la realidad. Yo me río, yo voy a
01:02la iglesia, yo canto, a veces me pongo a escuchar mi alabanza, yo trabajo. Pero eso está ahí,
01:09eso me golpea a diario. Usted oye, eso es una herida que papá Dios le pasa a la mano
01:13pero que está latente hasta que uno no sepa qué pasó. Porque después que uno sepa ya
01:18lo que pasó, ya uno tiene que conformarse. Y por mucho que yo brinque, salte y patalee,
01:23yo sé qué pasó y no voy a esperar más. Pero mientras tanto yo estoy esperando y no
01:27estoy esperando que regrese como salió. ¿Usted entiende? Entonces, el Alfredo era un muchacho
01:32tan especial en mi vida. Yo tengo dos hijas más y las quiero muchísimo y las amo y ella
01:37lo sabe. Pero cada hijo tiene un lugar en el corazón de una madre.

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