Categoría
🗞
NoticiasTranscripción
00:00El mugido de una vaca, el canto de un gallo o las campanas del pueblo, símbolos franceses
00:10que podrían estar amenazados. Ese es el temor del alcalde de Guéillac, un pequeño pueblo
00:16al sudoeste de Francia. Molesto por ver cada vez más personas llevadas ante la justicia
00:21por recién llegados molestos con los ruidos. Quiere que los sonidos del campo sean clasificados
00:26como patrimonio nacional.
00:28Es humillante para una persona del mundo rural ser demandada por alguien que viene
00:33de fuera. Quienes vienen de la ciudad son bienvenidos en el campo, pero que lo respeten
00:37como es. No pedimos más que eso. Cuando voy a la ciudad les pido que retiren los semáforos
00:44y los autos.
00:45El último caso fue el del gallo Mauriz, en la isla de Olegón. Enfrenta en la justicia
00:57a su propietaria, que vive ahí desde hace 35 años con sus vecinos, provenientes de
01:02un entorno urbano y que se instalan en el lugar durante sus vacaciones. Una aberración,
01:07según el alcalde. En Guéillac no hay planes de acallar las campanas ni procesos judiciales
01:12a la vista. Pero, según este habitante del lugar, ya ha habido rencillas.
01:17Hay gente que se ha quejado del canto del gallo y de las campanadas del mediodía. Entonces
01:25habría que saber qué quieren, estar en el campo y escuchar las campanadas y vivir tranquilo.
01:29Pero no se quedaron mucho tiempo.
01:35El alcalde de Guéillac manifestó su opinión en esta carta dirigida a los pobladores. Desde
01:40entonces, cada día recibe mensajes de apoyo desde toda Francia. De hecho, las quejas se
01:44han multiplicado en los últimos años. En 2016, una pareja fue condenada a tapar un
01:50estanque porque las ranas croaban demasiado fuerte. Y en Barre, un alcalde recibió quejas
01:55de visitantes que querían acallar las cigarras. Este alcalde confía ahora en que su propuesta
02:00acalle las quejas de una vez y para siempre.