La Alberca (I)
La población ya estaba asentada en La Alberca desde antes de la llegada de los romanos, como demuestra el castro prerromano bajo el cual se asienta una parte del pueblo. De la época visigoda hay pocos datos, no obstante se sabe que se reutilizó material de estos momentos para construir la Ermita de Majadas Viejas. En los dinteles de las puertas suele haber inscripciones religiosas, esto podría indicar que sus pobladores eran conversos y utilizaban este método para reafirmar su fe. En el siglo XIII La Alberca era un villa dependiente de la corona, siendo de los pocos lugares de la Sierra de Francia que no pertenecía al Condado de Miranda. Pero en el siglo XV, Juan II de Castilla hizo que la villa de La Alberca pasará a depender de la Casa de Alba quien años después logró el control de parte de la Sierra de Francia con el favor de Fernando el Católico agrupando estos dominios bajo la jurisdicción de la villa cacereña de Granadilla. No obstante La Alberca logró mantener gran autonomía respecto a Granadilla, llegando a tener sus propias ordenanzas en 1515 y a ser Las Hurdes una dehesa de La Alberca hasta 1835. Otro hecho importante de la historia de La Alberca, según cuenta la tradición en 1465 las mujeres albercanas vencieron a las tropas portuguesas del Prior de Ocrato, en esta victoria se arrebató a los portugueses el pendón, que aún hoy se conserva en el pueblo, esta victoria se festeja el segundo día de la pascua de resurrección. En el pasado, en un paraje conocido como Vegamosquín, hubo un convento de monjas, del cual el único vestigio es un topónimo de un pequeño arroyo conocido como "regato las monjas". En 1940 el pueblo se convirtió en Monumento Histórico-Artístico facilitando la conservación del casco urbano. Fue el primer municipio español que consiguió tal distinción. (es.wikipedia.org).
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