En los cafés de Jerusalén, se lee en los periódicos con consternación la noticia sobre el asesinato de los tres estudiantes judíos. Muchos piden una respuesta contundente del gabinete israelí, dividido sobre cuál debe ser la amplitud de las represalias.

“Tenemos que ser contundentes contra cualquier tipo de terrorismo que atente contra la paz. Debemos golpear muy fuerte para que ellos sepan que no pueden hacer algo así, nunca más”, dice un habitante de Jerusalén.

En el bloque de colonias de Gush Etzion, cerca de la ciudad palestina de Hebrón, donde desaparecieron el pasado 12 de junio los tres jóvenes, el discurso es todavía más radical. “La respuesta sionista siempre ha sido, y también ahora tiene que ser, levantar un nuevo asentamiento, ocupar la tierra y hacer una llamamiento a la soberanía israelí sobre Judea y Samaria” , afirma una activista judía.

Entretanto, en un mercado de Gaza lo que predomina es la inquietud.
“No estoy a favor de los asesinatos. Supongo que tenían que haberlos retenido e intercambiarlos por otros presos, como hicieron antes con Gilad Shalit”, opina un cliente.

El riesgo ahora es que las represalias vuelvan a inflamar la región. En la prensa israelí, periódicos como Yediot Aharonot, defienden que se castigue a Hamás, pero de una forma inteligente y quirúrgica, sin
que sufran las consecuencias la población y la Autoridad Palestina.