Los sospechosos fueron trasladados a la sede central de la policía de Estambul. La Policía turca ha rodeado varias casas en el barrio de Zeytinburnu de Estambul para detener al autor de la masacre, en la que murieron 39 personas. En la operación policial un hombre saltó de una ventana a la calle, donde fue detenido.
Los servicios de inteligencia turcos han difundido nuevas fotos y dicen tener las huellas dactilares del sospechoso. El llamado Estado Islámico se atribuyó la autoría de la masacre en un comunicado en árabe y en turco.
La policía turca cree que el terrorista es un hombre de unos 25 años de la región autónoma de Sinkiang, en el noroeste de China, poblada mayoritariamente por uigures de religión musulmana.
Otra línea de investigación apunta a militantes de Uzbekistán o Kirguizistán, de la misma célula islamista que perpetró el atentado contra el aeropuerto estambulí de Atatürk, en el que murieron 45 personas el 28 de junio pasado.
El atentado de Estambul, para el analista Metin Gurcan, huye del estereotipo del creyente que se sacrifica: “No se planeó como una especie de misión suicida, estaba planeado como una misión de ataque y huída. El terrorista, ahora mismo está fugado, tenía pensada su estrategia de salida y seguramente contaba con una red de apoyo que utilizó para lograr huir de la zona del atentado”.
El terror empezó en el primer día de 2017 cuando un desconocido apareció en la puerta del club y disparó contra los guardias de seguridad. El atacante disparó dentro del club con un arma de cañón largo hasta 180 veces.
La investigación cree que subió al primer piso, disparó contra la gente, luego bajó a la planta baja y mató con disparos a la cabeza a varias personas que estaban tiradas en el suelo. Después de cambiarse de ropa, el atacante abandonó el lugar en medio del caos y dejó su arma y su chaqueta en el club.
En el ataque murieron 39 personas y otras 65 resultaron heridas.
Los servicios de inteligencia turcos han difundido nuevas fotos y dicen tener las huellas dactilares del sospechoso. El llamado Estado Islámico se atribuyó la autoría de la masacre en un comunicado en árabe y en turco.
La policía turca cree que el terrorista es un hombre de unos 25 años de la región autónoma de Sinkiang, en el noroeste de China, poblada mayoritariamente por uigures de religión musulmana.
Otra línea de investigación apunta a militantes de Uzbekistán o Kirguizistán, de la misma célula islamista que perpetró el atentado contra el aeropuerto estambulí de Atatürk, en el que murieron 45 personas el 28 de junio pasado.
El atentado de Estambul, para el analista Metin Gurcan, huye del estereotipo del creyente que se sacrifica: “No se planeó como una especie de misión suicida, estaba planeado como una misión de ataque y huída. El terrorista, ahora mismo está fugado, tenía pensada su estrategia de salida y seguramente contaba con una red de apoyo que utilizó para lograr huir de la zona del atentado”.
El terror empezó en el primer día de 2017 cuando un desconocido apareció en la puerta del club y disparó contra los guardias de seguridad. El atacante disparó dentro del club con un arma de cañón largo hasta 180 veces.
La investigación cree que subió al primer piso, disparó contra la gente, luego bajó a la planta baja y mató con disparos a la cabeza a varias personas que estaban tiradas en el suelo. Después de cambiarse de ropa, el atacante abandonó el lugar en medio del caos y dejó su arma y su chaqueta en el club.
En el ataque murieron 39 personas y otras 65 resultaron heridas.
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