• hace 5 años
El paquistaní Khuram Butt trabajó en el metro de Londres hasta el pasado octubre. Y no en una estación cualquiera, sino en la del Palacio de Westminster, con acceso a los túneles bajo el Parlamento británico. Sus vecinos le denunciaron hace año y medio. Trataba de atraer con caramelos a los niños para convertirlos al Islam radical. "La policía me dijo que era un asunto muy serio y que habían llamado a Scotland Yard", cuenta Erica Gasparri. Pero nunca más se pusieron en contacto con ella que estaba asustada: "Decía que si tuviera que matar a su madre lo haría, si ella se volviera contra Alá o si alguien no siguiera las reglas le harían algo". El marroquí Rachid Reduan, el segundo terrorista identificado, era un tipo muy violento. Su mujer, la británica Charisse Oleary, le había denunciado por maltrato y se acaba de separar de él. Quería convertirla al Islam. También a su hija, a la que visitó en secreto horas antes de perpetrar el atentado para despedirse de ella. El última terrorista en ser identificado es Youssef Zaghba, de padre marroquí y madre italiana. La policía de este pais le detuvo el año pasado,  cuando iba a viajar a Turquía al sospechar que su destino final era Siria. En su móvil encontraron entonces material yihadista y alertaron a las autoridades británicas. 
-Redacción-

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