Ni uno ni otro, ni de aquí ni de allá, es tan indispensable como el punto medio de la balanza, y si usted lo quiere ver como coincidencia.
Quizá lo sea pero tanto geográfica como políticamente, es así, pese a quien le pese, a Oriente Medio, a Europa o Asia, Turquía hoy por hoy es una pieza clave para entender y estabilizar o desestabilizar muchos de los problemas que sufre el mundo.
Lo que quiere decir es que si a Turquía le pasa algo, algo seguramente le pasará a los demás, por lo menos inmediatamente a Europa y Oriente Medio, y después a Rusia y Estados Unidos. Y por eso es que hacemos este programa, porque ya le pasó: Turquía tendrá un súper presidente.
En referéndum, el presidente Recep Tayyip Erdogan ganó el sí a una reforma constitucional que le da los súper poderes que sueña todo político para controlar y dirigir su país. Súper poderes que prácticamente la mitad de su país, repudia, porque no cree que ese sea el destino de Turquía ni represente la voz del pueblo.
El asunto es que ganó, muy apretado y con denuncias de fraude, pero venció, con un 51,37 % de los votos frente al 48,63 %. Y esta victoria significa así a botepronto, que el señor Erdogan, que lleva de alguna u otra forma en el poder en Turquía desde el 2003, podría gobernar en total 26 años, hasta el 2029 podría ser el capitán y el papá Erdogan.
Como muchos le dicen, de la Turquía, que está situada, geográficamente entre Asia y Europa, como unión desde tiempos ancestrales del Oriente con el Occidente, dividida por el Bósforo. La reforma que él propuso y con la que ganó además de darle súper poderes le quita piedras del camino.
Elimina al primer ministro, y le transfiere su poder al presidente, o sea a Erdogan; podrá hacer decretos con carácter de ley sin pasar por el Congreso, y podrá designar y destituir a los altos cargos, a los fiscales y nombrar a muchos jueces responsables incluso de examinarlo a él mismo, sin tener que pasar por alguna aprobación del Parlamento.
Da la opción de dos mandatos de 5 años, y si el Parlamento trunca la segunda y convoca elecciones anticipadas, se va a tres mandatos; permite que el presidente ordene investigaciones disciplinarias a cualquiera de los 3 y medio millones de funcionarios públicos sin pasar por la orden de la Justicia (esto de acuerdo con la Asociación de Abogados de Turquía).
Ya no tendrá que ser imparcial políticamente y podrá entonces liderar un partido político; y podría restaurar la pena de muerte. Estas son los principales cambios de 18 en total. Turquía así, se transforma y con esta transformación podrían cambiar muchas cosas en el mundo.
"Siempre hemos dicho que nunca nos inclinaremos ante nadie, solo nos arrodillaremos ante nuestro Dios", sentencia el presidente Erdogan para celebrar ante miles de seguidores el día de ayer, su victoria en el referéndum.
Pero si usted analiza esas palabras, parecería que alguien se los quiere comer, o alguien los quiere arrodillar, así entonces, esto suena a que con los súper poderes enfrentará a un enemigo poderoso, y por eso muchos que convenció le dieron su voto, ¿quién es ese enemigo?
Por otra parte, los que se opusieron a esta reforma en Turquía, que es prácticamente la mitad de la población, están furiosos porque ganó Erdogan, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, por sus siglas en turco), y el Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP, por sus siglas en kurdo), impugnarán la elección, quieren que se anule el resultado del referéndum.
Denuncian anomalías como el cambio de reglas de juego en mera votación por parte del Comisión Electoral Suprema, que curiosamente dijo que se reconocerían los votos en papeletas no selladas con el sello oficial, que hace cada mesa electoral antes de que el ciudadano la tache. Como que miles de kurdos no pudieron votar por no tener un domicilio debido a que han sido desplazados por la violencia en las zonas cercanas a Siria.
Esto además de que la gente está preocupada por la aplastante purga que Erdogan hizo antes de tener los súper poderes debido al golpe de Estado fallido: declaró estado de emergencia y despidió o suspendió a 130 000 empleados del Gobierno y puso en la cárcel a 45 000; millones de turcos se preguntan, qué pasará ahora.
Turquía se transforma y con esa transformación podría cambiar muchas cosas en el mundo. Pues Turquía, es pieza clave para resolver el problema del terrorismo en Oriente Medio, es pieza clave para resolver la crisis humanitaria en Siria, es pieza clave para resolver el flujo de la migración que hace temblar a Europa, es pieza clave para entender las relaciones con Rusia, Irán, Siria e incluso régimen de Israel a quien el año pasado se acercó, y con Arabia Saudí, que recientemente le hizo buenos gestos.
Turquía juega un papel de medio enemigo, medio amigo de todos, y eso preocupa a todos, más con un presidente con súper poderes, por eso es tema urgente para analizarlo hoy: en el referéndum de la vida o la muerte política. En Detrás de la Razón, preguntamos. Apoyamos la
Quizá lo sea pero tanto geográfica como políticamente, es así, pese a quien le pese, a Oriente Medio, a Europa o Asia, Turquía hoy por hoy es una pieza clave para entender y estabilizar o desestabilizar muchos de los problemas que sufre el mundo.
Lo que quiere decir es que si a Turquía le pasa algo, algo seguramente le pasará a los demás, por lo menos inmediatamente a Europa y Oriente Medio, y después a Rusia y Estados Unidos. Y por eso es que hacemos este programa, porque ya le pasó: Turquía tendrá un súper presidente.
En referéndum, el presidente Recep Tayyip Erdogan ganó el sí a una reforma constitucional que le da los súper poderes que sueña todo político para controlar y dirigir su país. Súper poderes que prácticamente la mitad de su país, repudia, porque no cree que ese sea el destino de Turquía ni represente la voz del pueblo.
El asunto es que ganó, muy apretado y con denuncias de fraude, pero venció, con un 51,37 % de los votos frente al 48,63 %. Y esta victoria significa así a botepronto, que el señor Erdogan, que lleva de alguna u otra forma en el poder en Turquía desde el 2003, podría gobernar en total 26 años, hasta el 2029 podría ser el capitán y el papá Erdogan.
Como muchos le dicen, de la Turquía, que está situada, geográficamente entre Asia y Europa, como unión desde tiempos ancestrales del Oriente con el Occidente, dividida por el Bósforo. La reforma que él propuso y con la que ganó además de darle súper poderes le quita piedras del camino.
Elimina al primer ministro, y le transfiere su poder al presidente, o sea a Erdogan; podrá hacer decretos con carácter de ley sin pasar por el Congreso, y podrá designar y destituir a los altos cargos, a los fiscales y nombrar a muchos jueces responsables incluso de examinarlo a él mismo, sin tener que pasar por alguna aprobación del Parlamento.
Da la opción de dos mandatos de 5 años, y si el Parlamento trunca la segunda y convoca elecciones anticipadas, se va a tres mandatos; permite que el presidente ordene investigaciones disciplinarias a cualquiera de los 3 y medio millones de funcionarios públicos sin pasar por la orden de la Justicia (esto de acuerdo con la Asociación de Abogados de Turquía).
Ya no tendrá que ser imparcial políticamente y podrá entonces liderar un partido político; y podría restaurar la pena de muerte. Estas son los principales cambios de 18 en total. Turquía así, se transforma y con esta transformación podrían cambiar muchas cosas en el mundo.
"Siempre hemos dicho que nunca nos inclinaremos ante nadie, solo nos arrodillaremos ante nuestro Dios", sentencia el presidente Erdogan para celebrar ante miles de seguidores el día de ayer, su victoria en el referéndum.
Pero si usted analiza esas palabras, parecería que alguien se los quiere comer, o alguien los quiere arrodillar, así entonces, esto suena a que con los súper poderes enfrentará a un enemigo poderoso, y por eso muchos que convenció le dieron su voto, ¿quién es ese enemigo?
Por otra parte, los que se opusieron a esta reforma en Turquía, que es prácticamente la mitad de la población, están furiosos porque ganó Erdogan, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, por sus siglas en turco), y el Partido de la Democracia de los Pueblos (HDP, por sus siglas en kurdo), impugnarán la elección, quieren que se anule el resultado del referéndum.
Denuncian anomalías como el cambio de reglas de juego en mera votación por parte del Comisión Electoral Suprema, que curiosamente dijo que se reconocerían los votos en papeletas no selladas con el sello oficial, que hace cada mesa electoral antes de que el ciudadano la tache. Como que miles de kurdos no pudieron votar por no tener un domicilio debido a que han sido desplazados por la violencia en las zonas cercanas a Siria.
Esto además de que la gente está preocupada por la aplastante purga que Erdogan hizo antes de tener los súper poderes debido al golpe de Estado fallido: declaró estado de emergencia y despidió o suspendió a 130 000 empleados del Gobierno y puso en la cárcel a 45 000; millones de turcos se preguntan, qué pasará ahora.
Turquía se transforma y con esa transformación podría cambiar muchas cosas en el mundo. Pues Turquía, es pieza clave para resolver el problema del terrorismo en Oriente Medio, es pieza clave para resolver la crisis humanitaria en Siria, es pieza clave para resolver el flujo de la migración que hace temblar a Europa, es pieza clave para entender las relaciones con Rusia, Irán, Siria e incluso régimen de Israel a quien el año pasado se acercó, y con Arabia Saudí, que recientemente le hizo buenos gestos.
Turquía juega un papel de medio enemigo, medio amigo de todos, y eso preocupa a todos, más con un presidente con súper poderes, por eso es tema urgente para analizarlo hoy: en el referéndum de la vida o la muerte política. En Detrás de la Razón, preguntamos. Apoyamos la
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