El asteroide que impactara a la tierra
La humanidad ha conseguido sobreponerse a los problemas que se le han presentado en los últimos 2.5 millones de años gracias a su inteligencia, la única ventaja con la que cuenta para subsistir en un entorno que en un principio lucía hostil y propio de los más animales fuertes, grandes y rápidos.
Desde su aparición, el homo sapiens ha lidiado con dificultades que ponen en riesgo su permanencia en la Tierra: plagas, epidemias, sequías, huracanes, terremotos y toda clase de fenómenos naturales; además de un sinfín de conflictos causados por el hombre han sido sorteados con dificultades, pero ninguno ha comprometido a la especie humana ni su condición. Ni la bomba atómica o el calentamiento global.
Pero, ¿qué pasa cuando la mayor amenaza a nuestra especie no viene de este planeta, ni es causada por problemas humanos? ¿Cuándo la vida tal y como la conocemos está en riesgo por una amenaza proveniente del espacio?
Apofis es un asteroide de más de 325 metros de diámetro que mantiene una órbita entre los planetas interiores del Sistema Solar particularmente parecida a la de nuestro planeta. Fue descubierto en 2004 y su presencia activó las alarmas de la comunidad científica internacional, pues los primeros cálculos de su trayectoria arrojaban una posibilidad del 2.7 % de entrar en órbita de colisión con la Tierra. A finales de año los astrónomos corrigieron sus primeros resultados con mayor información y mejoraron sus predicciones a una entre 45 mil.
El viernes 13 de abril de 2029 se prevé que Apofis (2004 MN4) pase “rozando” nuestro planeta a una distancia de 30 mil kilómetros, diez veces más cerca que la Luna; sin embargo, los cálculos nos permiten estimar que tal día será una gran oportunidad para mirar al asteroide más próximo a la Tierra en la historia de la humanidad, y no un escenario apocalíptico similar al cine de ciencia ficción.
Una segunda visita ocurrirá en 2036, cuando las probabilidades de colisión serán de una entre 11 millones. No obstante, su paso en 2029 será decisivo en el futuro de Apofis: a pesar de que es poco probable, la atracción gravitatoria terrestre podría modificar la trayectoria del asteroide y ponerlo en ruta de colisión para 2036. Los modelos de predicción otorgan una ínfima posibilidad real a tal escenario, pero no conoceremos la realidad hasta después del encuentro.
«Nuestra habilidad para “ver” a dónde irá 2004 MN4 (extrapolando su órbita) es imprecisa a causa del encuentro del 2029 con la Tierra; ni siquiera puede afirmarse con certeza de qué lado del Sol se encontrará 2004 MN4 en el 2035. Hablar sobre encuentros con la Tierra en el 2035 es prematuro».
Sin embargo, existe una certeza en quienes se encargan de estudiar la evolución y trayectoria de estos cuerpos: no se puede dejar en manos de la probabilidad (por más difícil que parezca) una decisión de tal magnitud. A pesar de las predicciones, el objeto astronómico es monitoreado constantemente y algunas agencias espaciales como la china, europea, rusa y estadounidense trabajan en la concepción de proyectos que permitan proteger a la humanidad de un impacto que –tarde o temprano– ocurrirá tal y como ha ocurrido antes en la historia de nuestro planeta.
La humanidad ha conseguido sobreponerse a los problemas que se le han presentado en los últimos 2.5 millones de años gracias a su inteligencia, la única ventaja con la que cuenta para subsistir en un entorno que en un principio lucía hostil y propio de los más animales fuertes, grandes y rápidos.
Desde su aparición, el homo sapiens ha lidiado con dificultades que ponen en riesgo su permanencia en la Tierra: plagas, epidemias, sequías, huracanes, terremotos y toda clase de fenómenos naturales; además de un sinfín de conflictos causados por el hombre han sido sorteados con dificultades, pero ninguno ha comprometido a la especie humana ni su condición. Ni la bomba atómica o el calentamiento global.
Pero, ¿qué pasa cuando la mayor amenaza a nuestra especie no viene de este planeta, ni es causada por problemas humanos? ¿Cuándo la vida tal y como la conocemos está en riesgo por una amenaza proveniente del espacio?
Apofis es un asteroide de más de 325 metros de diámetro que mantiene una órbita entre los planetas interiores del Sistema Solar particularmente parecida a la de nuestro planeta. Fue descubierto en 2004 y su presencia activó las alarmas de la comunidad científica internacional, pues los primeros cálculos de su trayectoria arrojaban una posibilidad del 2.7 % de entrar en órbita de colisión con la Tierra. A finales de año los astrónomos corrigieron sus primeros resultados con mayor información y mejoraron sus predicciones a una entre 45 mil.
El viernes 13 de abril de 2029 se prevé que Apofis (2004 MN4) pase “rozando” nuestro planeta a una distancia de 30 mil kilómetros, diez veces más cerca que la Luna; sin embargo, los cálculos nos permiten estimar que tal día será una gran oportunidad para mirar al asteroide más próximo a la Tierra en la historia de la humanidad, y no un escenario apocalíptico similar al cine de ciencia ficción.
Una segunda visita ocurrirá en 2036, cuando las probabilidades de colisión serán de una entre 11 millones. No obstante, su paso en 2029 será decisivo en el futuro de Apofis: a pesar de que es poco probable, la atracción gravitatoria terrestre podría modificar la trayectoria del asteroide y ponerlo en ruta de colisión para 2036. Los modelos de predicción otorgan una ínfima posibilidad real a tal escenario, pero no conoceremos la realidad hasta después del encuentro.
«Nuestra habilidad para “ver” a dónde irá 2004 MN4 (extrapolando su órbita) es imprecisa a causa del encuentro del 2029 con la Tierra; ni siquiera puede afirmarse con certeza de qué lado del Sol se encontrará 2004 MN4 en el 2035. Hablar sobre encuentros con la Tierra en el 2035 es prematuro».
Sin embargo, existe una certeza en quienes se encargan de estudiar la evolución y trayectoria de estos cuerpos: no se puede dejar en manos de la probabilidad (por más difícil que parezca) una decisión de tal magnitud. A pesar de las predicciones, el objeto astronómico es monitoreado constantemente y algunas agencias espaciales como la china, europea, rusa y estadounidense trabajan en la concepción de proyectos que permitan proteger a la humanidad de un impacto que –tarde o temprano– ocurrirá tal y como ha ocurrido antes en la historia de nuestro planeta.
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