• hace 6 años
El investigador Edward Tronick realizó un experimento denominado “El juego del rostro inmóvil”, con interesantes conclusiones.

La investigación pretendía profundizar en el sistema bidireccional de comunicación afectiva entre los bebés y sus cuidadores principales, para estudiar los efectos de la depresión de los padres sobre los bebés.

La principal conclusión es que el bebé hará lo posible por obtener respuesta, incuso a la edad tan temprana de tres meses, y que muestran su malestar cuando la madre no interactúa con ellos.

Tronick pidió a las madres que fingieran estar un poco tristes frente a sus bebés. Ante la muestra de tristeza, los bebés se tornaron más negativos desde el punto de vista emocional, más reservados y menos comunicativos.

En el caso de bebés con madres depresivas, cuando se enfrentan a un largo tiempo sin recibir estímulos y respuestas, la investigadora Tiffany Field descubrió que los bebés tienden a imitar la tristeza, la escasa energía, el bajo compromiso, la ira y la irritabilidad de sus madres.

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