El agua de las garrafas que hoy visitaban el Palacio de la Moncloa proviene del Ebro; un particular trasvase que hoy un centenar de personas ha intentado hacer llegar en Madrid al Presidente del Gobierno. La conducción urgente de agua de Tarragona a Barcelona ya es una realidad, pero en la calle se manifiestan, porque el trasvase no llega a lugares como la Comunidad Valenciana, Murcia o Almería. La guerra del agua parece zambullir al Ejecutivo en una situación de conflicto; tras el Consejo de Ministros donde ha sido aprobada la medida, la vicepresidenta De la Vega explicaba que esta es la mejor solución, sin ser un trasvase ni sacar "ni una gota" del Ebro, y que ya se ha hecho además en otros territorios, y sobre todo, que es una cuestión de urgencia y de solidaridad. Decisión tomada y salvo que cambien mucho las cosas, el asunto navegará por aguas turbulentas hasta que se calmen los ánimos. Esta mañana, la Plataforma en Defensa del Delta ha arrojado varios kilos de sal en la puerta de la Subdelegación del Gobierno, simbolizando de este modo los efectos negativos que el trasvase de agua puede tener sobre el río.
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