Entre restauraciones y goteras, quienes han visitado este año la Catedral de Santiago no la han encontrado en su mejor momento. Por eso, ahora se organizan visitas guiadas para ver el estado de las obras. Para ello hay que ponerse el casco de obra para disfrutar de la iniciativa. Quienes se animen a subirse al andamio podrán ver de cerca detalles arquitectónicos que no se aprecian desde abajo, descubrir cómo se desmonta una cúpula con más de 800 años y enterarse de en qué están consistiendo los trabajos de rehabilitación. Todo por un módico precio de 25 euros que servirán, además, para seguir pagando la restauración. Dinero se necesita, y mucho. Más de seis millones y medio para acabar con las goteras y el resto de patologías que sufre la catedral. Una iniciativa sorprendente para ayudar a solventar una situación urgente.
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