Donald Trump comenzó la presidencia a su manera. Con 28 medidas estrella prometidas para sus cien días primeros días en la Casa Blanca, debía darse prisa así que arrancó firmando, uno tras otro, una serie de decretos, condenados, como se vio en seguida al fracaso. De aquellas 28 promesas, sólo 7 llegaron a arrancar, aunque después serían frenadas. Porque la derogación del Obamacare y el muro con México no tuvieron recorrido en el Congreso. Otra, el veto a ciudadanos de determinados países musulmanes, además de provocar el caos en los aeropuertos, fue revocada por la justicia. Trump sufrió otro revés con la baja de su consejero de Seguridad Nacional, por el escándalo, cada vez mayor, de la conexión rusa. En cambio, el presidente presume, ante los suyos, de algún golpe de efecto: endurecimiento de la lucha contra ilegales y desmantelamiento de la política medioambiental de Obama. En política exterior, ha rectificado en casi todo. Sobre China, ya no es el enemigo. Sobre la OTAN, ya no es una organizació obsoleta. O sobre Siria o Afganistán, con bombardeos con los que ha dinamitado sus proclamas aislacionistas. Prueba, según sus detractores, de que con tanta promesa increible estamos ante un presidente con "trump-a y cartón".
-Redacción-
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