Los ritos de la Semana Santa de Filipinas han comenzado con el calvario de miles de penitentes que se flagelan hasta sangrar, y arrastran cruces descalzos durante kilómetros para limpiar sus pecados. En varias ciudades de la provincia de Pampanga, al norte de Manila, las calles albergan procesiones en las que hombres de todas las edades se azotan con látigos las espaldas desnudas mientras ofrecen a los adultos y niños del público que les flagelaran también.
-Redacción-
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