No respondí el mensaje de despedida de mi novio. ¡Fue un error!

  • hace 5 años
¡Hola! Me llamo Ava, y tengo quince años. Me gustaría compartir con ustedes una historia acerca de una relación que tuve. No tuvo un final feliz, pero espero que mi experiencia sea útil para otras chicas que se encuentran en una situación similar. Esta es la historia de cómo mi novio me utilizó para alimentar su ego hambriento.

Lo conocí en una fiesta que organizó Emma, una amiga de la secundaria. Es una chica sociable, enérgica y directa, es muy fácil llevarse bien con ella. Me invitó a su fiesta de cumpleaños, donde conocería a mi futuro novio… Sin embargo, en aquel entonces, él era el novio de Emma. ¡Pero no se lo robé a mi amiga! Ella estuvo más que feliz de dármelo.

El nombre de este chico era Martín. Y, sabes, ¡era la estrella de la fiesta! Era agradable y muy activo. Hacía muchas bromas, hizo reír a todo el mundo, bailaba muy bien y se divertía cantando canciones tontas de karaoke… Me gustó mucho desde el primer momento que lo vi. Me acerqué a Emma y le pedí con timidez que me lo presentara. Se rio de manera extraña y me dijo que era su novio, pero que, si me gustaba, podía quedármelo, ella estaría más que feliz de deshacerse de él. Pensé que era una broma y me reí para no ser descortés. Lo cierto es que las palabras de Emma fueron tan extrañas que me sentí incómoda y decidí irme de la fiesta lo más pronto posible.

Pero no llegué lejos: comenzó a llover. Busqué mi paraguas y me di cuenta de que lo había dejado en la casa de Emma. Tuve que regresar. Fue entonces cuando presencié una escena muy rara: Emma estaba en la puerta y le gritaba a Martín: “¡Fuera! No quiero verte o escucharte de nuevo. ¡Déjame sola!”. Después volvió a entrar a su casa, y Martín se fue. Unos segundos después, me pareció que su cara estaba mojada; pero no por la lluvia, ¡sino por las lágrimas! Ni siquiera me había notado.

Después de ese día, Emma y yo perdimos casi todo contacto por alguna razón. Ya no me sentía atada por mi amistad con ella, así que decidí acercarme a Martín. Lo encontré en Facebook y le envié un mensaje privado; él me respondió y comenzamos a escribirnos. No teníamos muchos temas en común, pero Martín estaba más que feliz de hablar de sí mismo, y a mí me gustaba escucharlo. Poco después tuvimos una cita en la vida real y comenzamos a salir.

Adoraba a Martín. ¡No podía creer que los sujetos listos para dedicar cada minuto de su tiempo libre a su novia realmente existie

Recomendada