La naturaleza no deja de sorprendernos por su caprichosa forma de crear vida; desde el ser más diminuto a un especímen descomunal dentro de su propia especie.
El mundo se ha revolucionado con la imagen de Knickers: una vaca australiana gigante. Pesa 1.400 kilos y mide casi dos metros, lo que provoca la sorpresa de todos los que la ven.
Pero además, su gran tamaño le ha salvado la vida, pues con sus dimensiones no podía ser sacrificada en el matadero, tal como ha contado el ganadero, Geoff Pearson, a The Guardian.
«Es demasiado grande para las especificaciones de la cadena del matadero.
Sería demasiado pesada para las máquinas y probablemente tocaría el suelo al estar colgada, por lo que habría problemas de contaminación, y sus cortes de carne serían demasiado grandes»
En realidad no es una vaca, es un novillo, pues es macho. Ese es el motivo por el que iba a acabar en el matadero.
«Esto está fuera de control», dice Pearson a The Guardian, por teléfono desde su propiedad en Myalup, al sur de Perth.
"No esperaba que llegara tan lejos como lo ha hecho. Me han llamado cada 10 minutos desde las cuatro de la mañana, pues la imagen de Knickers ha traspasado fronteras".
El hecho de que fascine tanto al mundo entero responde, según el ganadero, a una cuestión de novedad.
«Supongo que es solo por ser un tema diferente. No sucede todos los días, y a la gente le gustan las historias de animales».
La causa del gran tamaño, dice el ganadero, no la sabe ni él mismo:
«Es una cosa rara».
El mundo se ha revolucionado con la imagen de Knickers: una vaca australiana gigante. Pesa 1.400 kilos y mide casi dos metros, lo que provoca la sorpresa de todos los que la ven.
Pero además, su gran tamaño le ha salvado la vida, pues con sus dimensiones no podía ser sacrificada en el matadero, tal como ha contado el ganadero, Geoff Pearson, a The Guardian.
«Es demasiado grande para las especificaciones de la cadena del matadero.
Sería demasiado pesada para las máquinas y probablemente tocaría el suelo al estar colgada, por lo que habría problemas de contaminación, y sus cortes de carne serían demasiado grandes»
En realidad no es una vaca, es un novillo, pues es macho. Ese es el motivo por el que iba a acabar en el matadero.
«Esto está fuera de control», dice Pearson a The Guardian, por teléfono desde su propiedad en Myalup, al sur de Perth.
"No esperaba que llegara tan lejos como lo ha hecho. Me han llamado cada 10 minutos desde las cuatro de la mañana, pues la imagen de Knickers ha traspasado fronteras".
El hecho de que fascine tanto al mundo entero responde, según el ganadero, a una cuestión de novedad.
«Supongo que es solo por ser un tema diferente. No sucede todos los días, y a la gente le gustan las historias de animales».
La causa del gran tamaño, dice el ganadero, no la sabe ni él mismo:
«Es una cosa rara».
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