• hace 4 años
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Hola, soy Lydia, tengo 18 años, y solía creer que mi mamá era una persona amable y buena, pero luego todo en lo que creía fue aplastado en cuestión de días... y también llevó a algunos resultados DESASTROSOS, incluso causando que gente perdiera mucho dinero.
Viví toda mi vida sola con mi mamá, y nuestra vida era bastante buena. Siempre tuvimos dinero porque mi madre es una de las jefas de la empresa en la que trabaja. Era una buena mamá, muy comprensiva y amable conmigo, y siempre quise ser más como ella. Quería compensarla de algún modo, así que le pregunté si podía trabajar temporalmente en su compañía mientras estaba en mis vacaciones de verano. Mi madre se alegró de oír eso y rápidamente lo arregló todo. No sería un trabajo remunerado, pero mamá me daría dinero de todas formas. Me dijo que no dijera nada sobre que yo era su hija porque no quería que recibiera un trato especial. Me parecía bien, estaba segura de que nadie me preguntaría mi apellido, y solo pocas personas sabrían la verdad.

Así que empecé a trabajar en la oficina, ayudando a la gente con pequeñeces, como a imprimir cosas o revisar documentos que no eran demasiado importantes. Me encantó esta experiencia y quería ver más sobre el mundo de mi madre. Pero rápidamente me di cuenta de que todo era un poco diferente de lo que imaginaba. Para ser más específica, mi mamá era diferente.

Cuando estaba en casa siempre sonreía, hacía chistes y, en general, era muy tranquila, pero en el trabajo era todo lo contrario. Mis interacciones con ella eran limitadas, pero veía y escuchaba lo que otros trabajadores pensaban de ella. Después de cada reunión que tenían con mi mamá, ellos se veían tristes y cansados. Una mujer lloraba después de cada interacción con ella, y los demás no le prestaban atención, porque era un acontecimiento cotidiano y normal para ellos. El sobrenombre más agradable que tenían para ella era "demonio espeluznante", déjame repetirlo, era el MÁS agradable.
Y hablaban mucho de ella. Podía escuchar susurros en la oficina todos los días, discutiendo cómo ella hacía que alguien rehiciera el trabajo de todo el día, obligándolo a quedarse después del horario de trabajo. Todos los días llegaba a casa y mamá me preguntaba cómo me había ido en el día e intentaba sonreír y mantenerme positiva, pero no podía ver a mi mamá de la misma forma que antes.

Un tipo, Alla

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