Así es como se aferran al poder.
Errejón habla de seguir para “colocarse” en las instituciones y refugiarse en ellas cuando gane la oposición para así afrontar con mejores armas la lucha para volver a ganar.
Sin ningún tipo de vergüenza el líder de Más País habla de colocarse en instituciones, en asociaciones de la sociedad civil para controlarlo todo y hacer campaña electoral.
TODOS COLOCADOS
Una década después de la eclosión del movimiento 15-M, las entidades impulsoras caminan hacia la irrelevancia pero los políticos que se arrimaron tienen grandes nominas y puestos públicos.
Podemos, y más en concreto su dirección, es el gran beneficiario de aquel 15M que hace diez años comenzó como una respuesta transversal a la crisis y, poco a poco, quedó colonizada por un nuevo partido cuyos impulsores acabaron instalados en las mismas instituciones que, decían, estaban pobladas de "casta" y de "privilegios".
Pablo Iglesias e Irene Montero resumen en persona ese proceso. En aquel momento, el uno era un profesor adjunto con un salario modesto y ella no tenía trabajo. Hoy han ingresado más de 150.000 euros en un año; acumulan un patrimonio superior al millón de euros; tienen varias propiedades obtenidas con hipoteca o por herencia y viven en la zona más selecta de Madrid, en esa Sierra donde muchos de los suyos consideran que urbanizaciones como la de Galapagar son fruto del "urbanismo depredador".
Pero no están solos. Los principales dirigentes de Podemos o de los partidos nacidos a partir de él se sienten y presentan como deudores del 15M, cuando no impulsores y protagonistas; han cambiado en ese tiempo el cemento de la Puerta del Sol por la moqueta de los despachos y las alfombrillas de los coches oficiales.
La lista de caras conocidas, caídas en desgracia o aún en activo, es inmensa: a Iglesias y Montero se les suman Ada Colau, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Gloria Elizo, Rita Maestre, Mónica García, Carolina Bescansa, Ramón Espinar, Eduardo Fernández Rubiño, Alberto Rodríguez e incluso una jovencísima Ione Belarrra, próxima secretaria general de Podemos, de quien hay testimonio gráfico en las cercanías de Sol junto a su íntima amiga, la hoy ministra de Igualdad.
El ascenso de todos ellos ha ido paralelo al declinar del 15M y del magma de entidades, marcas y asociaciones que lo impulsaban o daban apoyo: desde Democracia Real Ya hasta la Plataforma Antidesahucios o los célebres círculos de Podemos; todo ha ido caminando a la irrelevancia, paradójicamente, en el momento en que los "suyos" llegaban al poder.
Errejón habla de seguir para “colocarse” en las instituciones y refugiarse en ellas cuando gane la oposición para así afrontar con mejores armas la lucha para volver a ganar.
Sin ningún tipo de vergüenza el líder de Más País habla de colocarse en instituciones, en asociaciones de la sociedad civil para controlarlo todo y hacer campaña electoral.
TODOS COLOCADOS
Una década después de la eclosión del movimiento 15-M, las entidades impulsoras caminan hacia la irrelevancia pero los políticos que se arrimaron tienen grandes nominas y puestos públicos.
Podemos, y más en concreto su dirección, es el gran beneficiario de aquel 15M que hace diez años comenzó como una respuesta transversal a la crisis y, poco a poco, quedó colonizada por un nuevo partido cuyos impulsores acabaron instalados en las mismas instituciones que, decían, estaban pobladas de "casta" y de "privilegios".
Pablo Iglesias e Irene Montero resumen en persona ese proceso. En aquel momento, el uno era un profesor adjunto con un salario modesto y ella no tenía trabajo. Hoy han ingresado más de 150.000 euros en un año; acumulan un patrimonio superior al millón de euros; tienen varias propiedades obtenidas con hipoteca o por herencia y viven en la zona más selecta de Madrid, en esa Sierra donde muchos de los suyos consideran que urbanizaciones como la de Galapagar son fruto del "urbanismo depredador".
Pero no están solos. Los principales dirigentes de Podemos o de los partidos nacidos a partir de él se sienten y presentan como deudores del 15M, cuando no impulsores y protagonistas; han cambiado en ese tiempo el cemento de la Puerta del Sol por la moqueta de los despachos y las alfombrillas de los coches oficiales.
La lista de caras conocidas, caídas en desgracia o aún en activo, es inmensa: a Iglesias y Montero se les suman Ada Colau, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Gloria Elizo, Rita Maestre, Mónica García, Carolina Bescansa, Ramón Espinar, Eduardo Fernández Rubiño, Alberto Rodríguez e incluso una jovencísima Ione Belarrra, próxima secretaria general de Podemos, de quien hay testimonio gráfico en las cercanías de Sol junto a su íntima amiga, la hoy ministra de Igualdad.
El ascenso de todos ellos ha ido paralelo al declinar del 15M y del magma de entidades, marcas y asociaciones que lo impulsaban o daban apoyo: desde Democracia Real Ya hasta la Plataforma Antidesahucios o los célebres círculos de Podemos; todo ha ido caminando a la irrelevancia, paradójicamente, en el momento en que los "suyos" llegaban al poder.
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