Las despedidas: la forma correcta de marcharse
Es tan importante saber dar una buena primera impresión como saber terminar un encuentro de manera adecuada. La llegada es tan importante como la despedida. Incluso, la despedida, es más importante porque la despedida es la que deja el "último sabor de boca" de esa reunión o encuentro. La última impresión también es muy importante.
Lo que no es correcto es "despedirse a la francesa". Lo que equivale a irse sin despedirse. La "despedida a la francesa" no era de mala educación en la Francia del siglo XVIII. Era una forma educada de irse porque despedirse de un lugar donde se estaba pasando un tiempo tan agradable y en tan grata compañía daba un poco de tristeza. Por esta razón se decía que los invitados se iban sin despedirse porque volverían de nuevo.
Es de buena educación despedirse, aunque no nos contesten. Da lo mismo que nos vayamos de una fiesta, que salgamos de una reunión o que abandonemos cualquier tipo comercio -la panadería, la carnicería, la confitería, etc.-. Hay que decir al menos, adiós.
¿Cuándo hay que saber que es la hora de marcharse?
Los gestos son muy importantes en este caso. En una reunión cuando se empieza a mover y ordenar sus papeles, cuando mira hacia fuera, cuando comienza a colocar cosas en un maletín o carpeta, cuando se separa de la mesa, cuando mira al reloj, etc. Son indicios que nos deben hacer pensar que se quiere dar por terminada la reunión o encuentro.
Si hablamos del plano social, por ejemplo, en una casa con unos amigos, también hay signos que pueden darnos alguna pista que nos indica que es la hora de marcharse. Mirar el reloj de forma reiterada, cuando hay algún ligero bostezo o cierre de párpados, cuando se dan por concluidos temas de una conversación, cuando se dejan de ofrecer algún tipo de bebida o comida o se empiezan a recoger cosas, etc.
Es bueno ser observador y estar atentos a estas señales que nos dicen, de forma indirecta, que es hora de irse. No hay que esperar a que nos digan de forma directa y verbal que es hora de irse.
Una de las mejores opciones es ponerse unos límites, en cuanto a los horarios, en cualquier tipo de reunión o encuentro, tanto social como laboral. Ahora bien, en el plano social, con amigos o familiares los márgenes pueden ser algo más amplios -pero sin llegar a ser una molestia por mucha confianza que tengamos-.
Artículo relacionado: https://www.protocolo.org/miscelaneo/videos/como-despedirnos-de-forma-correcta.html
El magnífico programa de RTVE "Para todos la 2" nos ofrece este espacio sobre la comunicación no verbal de la mano de su colaboradora habitual Teresa Baró.
Puede ver más vídeos y artículos en nuestra web https://www.protocolo.org
Es tan importante saber dar una buena primera impresión como saber terminar un encuentro de manera adecuada. La llegada es tan importante como la despedida. Incluso, la despedida, es más importante porque la despedida es la que deja el "último sabor de boca" de esa reunión o encuentro. La última impresión también es muy importante.
Lo que no es correcto es "despedirse a la francesa". Lo que equivale a irse sin despedirse. La "despedida a la francesa" no era de mala educación en la Francia del siglo XVIII. Era una forma educada de irse porque despedirse de un lugar donde se estaba pasando un tiempo tan agradable y en tan grata compañía daba un poco de tristeza. Por esta razón se decía que los invitados se iban sin despedirse porque volverían de nuevo.
Es de buena educación despedirse, aunque no nos contesten. Da lo mismo que nos vayamos de una fiesta, que salgamos de una reunión o que abandonemos cualquier tipo comercio -la panadería, la carnicería, la confitería, etc.-. Hay que decir al menos, adiós.
¿Cuándo hay que saber que es la hora de marcharse?
Los gestos son muy importantes en este caso. En una reunión cuando se empieza a mover y ordenar sus papeles, cuando mira hacia fuera, cuando comienza a colocar cosas en un maletín o carpeta, cuando se separa de la mesa, cuando mira al reloj, etc. Son indicios que nos deben hacer pensar que se quiere dar por terminada la reunión o encuentro.
Si hablamos del plano social, por ejemplo, en una casa con unos amigos, también hay signos que pueden darnos alguna pista que nos indica que es la hora de marcharse. Mirar el reloj de forma reiterada, cuando hay algún ligero bostezo o cierre de párpados, cuando se dan por concluidos temas de una conversación, cuando se dejan de ofrecer algún tipo de bebida o comida o se empiezan a recoger cosas, etc.
Es bueno ser observador y estar atentos a estas señales que nos dicen, de forma indirecta, que es hora de irse. No hay que esperar a que nos digan de forma directa y verbal que es hora de irse.
Una de las mejores opciones es ponerse unos límites, en cuanto a los horarios, en cualquier tipo de reunión o encuentro, tanto social como laboral. Ahora bien, en el plano social, con amigos o familiares los márgenes pueden ser algo más amplios -pero sin llegar a ser una molestia por mucha confianza que tengamos-.
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