Todavía no digerido el mal trago que supuso no ganar las elecciones del 23-J con suficiente margen para desalojar a Sánchez de La Moncloa, el centroderecha tiene que decir qué tipo de oposición hace a la Coalición Frankenstein.
Abascal ha dejado patente que VOX no dará al PSOE y sus compinches ni agua. En ningún ámbito. Su propuesta estrella es bloquear en el Senado la ilegal Amnistía, provocando una crisis institucional de proporciones bíblicas.
No lo tiene tan claro Feijóo y creo que el PP, fiel a su genética, se débate en la duda, incapaz de optar entre el choque frontal y el compadreo.
Supongo que Feijóo tiene a su vera ‘expertos’ que le aconsejan templanza, con la tesis de que a los populares les beneficia cultivar una imagen de partido responsable y moderado.
A mi me parece un error; una pifia de pardillos.
Este 6 de diciembre de 2023, el líder del PP acusó al jefe del PSOE de liquidar la igualdad entre los españoles. La semana pasada, en el Congreso de los Diputados, calificó el debate de la Ley de Amnistía como ‘la jornada más triste y decadente desde el 23-F’ y etiquetó la claudicación ante los golpistas catalanes como 'corrupción política’ y ‘humillación al pueblo español’.
Este domingo, 17 de diciembre, en Pamplona, tachó de ‘indignidad’ entregar la alcaldía de la ciudad a los proetarras de Bildu.
Si Feijóo considera, y con razón, que Sánchez se ‘confabula con los que quieren mutilar la Nación española’ e insta a la ciudadanía a resistir ‘más allá de de los partidos políticos’… ¿qué sentido tiene sentarse a ‘dialogar’ con el traidor.
Sánchez, que busca una foto a la vera de Feijóo para difundir a través de las televisiones cautivas, los periodistas del pesebre y los tertulianos adictos que es el ‘presidente del diálogo’ y estamos ya en la ‘normalidad’, ofrece ahora dos fechas: el 22 de diciembre, día de la Lotería de Navidad; y el 29 de diciembre, justo después de la moción de censura contra UPN en la capital navarra.
Lo más desastroso que podría hacer Feijóo, a estas alturas y viendo como pinta el panorama, es plegarse, sucumbir a la presión de los medios comunicación que le repiten que tiene el deber de acudir.
Ni responsabilidad institucional ni leches. Vivimos tiempos oscuros y está en juego el futuro de España.
¿Va a hablarle Sánchez de retirar su inconstitucional Amnistía? ¿Va a decirle que suspende el asalto al Poder Judicial y se arrepiente del ‘lawfare’ contra los jueces? ¿Va a contarle que ya no entregará miles de millones a los secesionistas de Cataluña, en detrimento de otras regiones españolas más pobres y necesitadas? ¿Le confesará que va a dar a marcha atrás a las concesiones hechas a los herederos de ETA?
Nada de eso. Si Feijóo acude a La Moncloa, para lo único que servirá su visita es para que el lavar la cara al presidente de Gobierno más miserable de nuestra Historia y para blanquear la traición del PSOE.
Hay que ser consecuentes: si Sánchez quiere selfies, que se los haga con Puigdemont y Otegi.
Abascal ha dejado patente que VOX no dará al PSOE y sus compinches ni agua. En ningún ámbito. Su propuesta estrella es bloquear en el Senado la ilegal Amnistía, provocando una crisis institucional de proporciones bíblicas.
No lo tiene tan claro Feijóo y creo que el PP, fiel a su genética, se débate en la duda, incapaz de optar entre el choque frontal y el compadreo.
Supongo que Feijóo tiene a su vera ‘expertos’ que le aconsejan templanza, con la tesis de que a los populares les beneficia cultivar una imagen de partido responsable y moderado.
A mi me parece un error; una pifia de pardillos.
Este 6 de diciembre de 2023, el líder del PP acusó al jefe del PSOE de liquidar la igualdad entre los españoles. La semana pasada, en el Congreso de los Diputados, calificó el debate de la Ley de Amnistía como ‘la jornada más triste y decadente desde el 23-F’ y etiquetó la claudicación ante los golpistas catalanes como 'corrupción política’ y ‘humillación al pueblo español’.
Este domingo, 17 de diciembre, en Pamplona, tachó de ‘indignidad’ entregar la alcaldía de la ciudad a los proetarras de Bildu.
Si Feijóo considera, y con razón, que Sánchez se ‘confabula con los que quieren mutilar la Nación española’ e insta a la ciudadanía a resistir ‘más allá de de los partidos políticos’… ¿qué sentido tiene sentarse a ‘dialogar’ con el traidor.
Sánchez, que busca una foto a la vera de Feijóo para difundir a través de las televisiones cautivas, los periodistas del pesebre y los tertulianos adictos que es el ‘presidente del diálogo’ y estamos ya en la ‘normalidad’, ofrece ahora dos fechas: el 22 de diciembre, día de la Lotería de Navidad; y el 29 de diciembre, justo después de la moción de censura contra UPN en la capital navarra.
Lo más desastroso que podría hacer Feijóo, a estas alturas y viendo como pinta el panorama, es plegarse, sucumbir a la presión de los medios comunicación que le repiten que tiene el deber de acudir.
Ni responsabilidad institucional ni leches. Vivimos tiempos oscuros y está en juego el futuro de España.
¿Va a hablarle Sánchez de retirar su inconstitucional Amnistía? ¿Va a decirle que suspende el asalto al Poder Judicial y se arrepiente del ‘lawfare’ contra los jueces? ¿Va a contarle que ya no entregará miles de millones a los secesionistas de Cataluña, en detrimento de otras regiones españolas más pobres y necesitadas? ¿Le confesará que va a dar a marcha atrás a las concesiones hechas a los herederos de ETA?
Nada de eso. Si Feijóo acude a La Moncloa, para lo único que servirá su visita es para que el lavar la cara al presidente de Gobierno más miserable de nuestra Historia y para blanquear la traición del PSOE.
Hay que ser consecuentes: si Sánchez quiere selfies, que se los haga con Puigdemont y Otegi.
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