Dice un viejo amigo mío, que enredó en las entrañas del PSOE y ahora se dedica a los negocios, que este 30 de mayo de 2024 pasará a la Historia como la fecha en que el marido de Begoña Gómez firmó su suicidio político.
Yo no estoy tan seguro. Este jueves, justo diez días antes de las elecciones europeas, santificarán en el Congreso la Ley de Amnistía, un bodrio manifiestamente ilegal que impulsan los ‘hinchas’ de Sánchez y el Tribunal Constitucional que pastorea Pumpido.
Los diputados del PSOE, con el apoyo de los de Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, Podemos, BNG y con el voto del ex ministro Ábalos, el compadre de Koldo desterrado al grupo mixto, despejarán las tenues barreras levantadas por el PP en el Senado y por arte de birlibirloque, quedarán borradas las fechorías del golpista Puigdemont, fugado de España desde hace siete años, y los de otros 370 facinerosos del ‘procés’ catalán.
No voy a entrar en detalles sobre la catadura de los que se pondrán en pie y aplaudirán histéricos este 30 de mayo, pero si subrayar que esa ley infame, por la que España pedirá perdón a los delincuentes secesionistas es rechazada, según las encuestas, por el 70% de la ciudadanía, incluido por cierto Felipe González, quien sale ahora en televisión poniendo a parir a Zapatero, criticando a Sánchez y atribuyéndose hasta la creación de la Seguridad Social.
Al mítico Gonzalez se le debe de haber olvidado que Franco murió de viejo en una cama del Hospital de La Paz, inaugurado por el dictador cuando ya funcionaba en España la Seguridad Social.
Volviendo a lo que nos ocupa hoy, hay que subrayar que a Felipe VI no le hace gracia esa amnistía, que pulveriza el discurso más importante de su reinado, el que pronunció el 3 de octubre de 2017 y fue determinante para frenar el golpe de Puigdemont y cuadrilla.
A los jueces tampoco les gusta, porque los señala como cómplices de una ‘guerra sucia’ contra el separatismo y convierte sus sentencias en una chirigota, que los políticos se pasan por la entrepierna.
Resumiendo: nadie con dos dedos de frente y un poco de dignidad quiere la puñetera amnistía y sin embargo, aquí está.
La sociedad española se va a comer con patatas una ley, que va contra el interés general y en favor de dos únicos beneficiarios: el socialista Sánchez y la reducida recua de enemigos de la nación española.
¿Cómo es posible tanta insensatez?
Muy sencillo, damas y caballeros.
Porque tenemos una sociedad inofensiva, hedonista y floja, donde la mayoría ha perdido la autoestima, el sentido del decoro, la vergüenza y el espíritu de lucha.
Y dentro de esa sociedad, para mi vergüenza, prosperan amarrados al pesebre del poder más de la mitad de los periodistas y casi todos los grandes medios de comunicación.
No se si este 2 de junio será la fecha en que Sánchez firme su suicidio político, pero tendríamos que echar el resto para que el próximo día 9, domingo y día de las elecciones europeas, se sellara en las urnas su epitafio.
Yo no estoy tan seguro. Este jueves, justo diez días antes de las elecciones europeas, santificarán en el Congreso la Ley de Amnistía, un bodrio manifiestamente ilegal que impulsan los ‘hinchas’ de Sánchez y el Tribunal Constitucional que pastorea Pumpido.
Los diputados del PSOE, con el apoyo de los de Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV, Podemos, BNG y con el voto del ex ministro Ábalos, el compadre de Koldo desterrado al grupo mixto, despejarán las tenues barreras levantadas por el PP en el Senado y por arte de birlibirloque, quedarán borradas las fechorías del golpista Puigdemont, fugado de España desde hace siete años, y los de otros 370 facinerosos del ‘procés’ catalán.
No voy a entrar en detalles sobre la catadura de los que se pondrán en pie y aplaudirán histéricos este 30 de mayo, pero si subrayar que esa ley infame, por la que España pedirá perdón a los delincuentes secesionistas es rechazada, según las encuestas, por el 70% de la ciudadanía, incluido por cierto Felipe González, quien sale ahora en televisión poniendo a parir a Zapatero, criticando a Sánchez y atribuyéndose hasta la creación de la Seguridad Social.
Al mítico Gonzalez se le debe de haber olvidado que Franco murió de viejo en una cama del Hospital de La Paz, inaugurado por el dictador cuando ya funcionaba en España la Seguridad Social.
Volviendo a lo que nos ocupa hoy, hay que subrayar que a Felipe VI no le hace gracia esa amnistía, que pulveriza el discurso más importante de su reinado, el que pronunció el 3 de octubre de 2017 y fue determinante para frenar el golpe de Puigdemont y cuadrilla.
A los jueces tampoco les gusta, porque los señala como cómplices de una ‘guerra sucia’ contra el separatismo y convierte sus sentencias en una chirigota, que los políticos se pasan por la entrepierna.
Resumiendo: nadie con dos dedos de frente y un poco de dignidad quiere la puñetera amnistía y sin embargo, aquí está.
La sociedad española se va a comer con patatas una ley, que va contra el interés general y en favor de dos únicos beneficiarios: el socialista Sánchez y la reducida recua de enemigos de la nación española.
¿Cómo es posible tanta insensatez?
Muy sencillo, damas y caballeros.
Porque tenemos una sociedad inofensiva, hedonista y floja, donde la mayoría ha perdido la autoestima, el sentido del decoro, la vergüenza y el espíritu de lucha.
Y dentro de esa sociedad, para mi vergüenza, prosperan amarrados al pesebre del poder más de la mitad de los periodistas y casi todos los grandes medios de comunicación.
No se si este 2 de junio será la fecha en que Sánchez firme su suicidio político, pero tendríamos que echar el resto para que el próximo día 9, domingo y día de las elecciones europeas, se sellara en las urnas su epitafio.
Category
🗞
Noticias