• hace 10 meses
La pregunta, recurrente, constante y general, es cuánto va a durar el tramposo Sánchez en La Moncloa.
La incógnita es si se lo carga Puigdemont o será Ábalos.
Los dos personajes son incontrolables y para ambos su relación con el capo del PSOE es una cuestión personal.
Los socialistas, que son un manso rebaño amarrado a las prebendas, cargos y chollos que caen de lo alto, asistieron estupefactos este martes al espectáculo de quien fue su secretario de Organización durante cinco años retando al amo y negándose a renunciar a la condición de diputado.
Unos dicen que por mantener el aforamiento ante el Tribunal Supremo, evitar que la Audiencia Nacional se ocupe de él y retrasar al máximo los plazos judiciales en el caso, más que probable, de que termine imputado en esa trama de ladrones conocida como ‘Caso Koldo’.
Otros, los más ingenuos, piensan que se aferra al escaño como un guacamayo a la percha porque no tiene de qué vivir y muchos gastos, lo que me parece una pavada.
El justificó su decisión en que abandonar ahora sería reconocer una culpa que no tiene.
En cualquier caso, nunca antes un gerifalte del PSOE había desobedecido una orden de la Ejecutiva Federal de este calibre.
Abalos, para que no se nos olvide, además de dos veces ministro de Sánchez, fue número dos de esa podrida organización hasta mediados de 2021.
Y lo sabe todo, desde los detalles inconfesables de las reuniones entre el golpista Puigdemont y Santos Cerdán, a los apaños con el proetarra Otegi, pasando por las gestiones de Pepiño Blanco a los negocios de Zapatero, las debilidades de Armengol, Marlaska, Illa o Torres y las claudicaciones infames del jefe de todos ellos.
En su primer show, Abalos se presentó ante la prensa y la ciudadanía como la versión lacrimógena del ‘Llanero Solitario’.
En un alarde de caradura que sonroja, subrayó que no tiene secretaria, que había llegado conduciendo su propio coche y que está rodeado por todos lados.
En un guiño a los suyos, porque Abalos es puro PSOE y un experto en juego sucio, subrayó que Sánchez se ha dejado comer la tostada por el PP y ha terminado asumiendo las tesis de los medios de comunicación afines al centroderecha, pero nada garantiza que en próximas apariciones cambie de registro y empiece a largar.
Cuando el corrupto presidente del Gobierno Frankenstein, tras tenerlo cinco años como ‘mano derecha’ en el PSOE, le nombró primero ministro de Fomento y después de Transportes, con un presupuesto millonario, lo hizo a sabiendas de que el valenciano sería capaz de hacer cualquier cosa por la causa. Y seguro que las ha hecho.
¡Animo José Luis! ¡Se fuerte y tira de la manta!
España te lo agradecerá.

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