Un estudio reciente publicado en PLOS One ha demostrado que interactuar con animales puede tener efectos muy positivos tanto en nuestras emociones como en nuestro cuerpo.
Estos beneficios incluyen un aumento de la energía, emociones más positivas y un menor riesgo de sufrir pérdida de memoria.
Este estudio es una de las razones por las que las intervenciones con animales en el ámbito sanitario y los perros de apoyo emocional son cada vez más populares.
Los investigadores querían saber cómo diferentes tipos de actividades con animales afectaban al estado de ánimo de las personas, para lo cual midieron su actividad cerebral y monitorizaron sus emociones.
El estudio se realizó con 30 adultos de Corea del Sur, con una edad media de 28 años. Los participantes fueron reclutados en peluquerías caninas y salones de mascotas.
En una sala, cada uno de ellos realizó 8 actividades diferentes con una caniche hembra de 4 años que estaba bien adiestrada.
Las actividades incluían conocer a la caniche, jugar con ella, darle de comer, acicalarla, fotografiarla, abrazarla y pasearla.
Los resultados del estudio mostraron que jugar con un perro aumentaba la intensidad de las oscilaciones de ondas alfa en el cerebro, lo que indica un estado de mayor estabilidad y relajación.
La actividad de las ondas alfa también está relacionada con la mejora de la memoria y la reducción del estrés.
Por otro lado, actividades como asear y jugar con perros se asociaron con un aumento de las oscilaciones de ondas beta, que se vinculan con una mejora en la atención y la concentración.
Estos beneficios incluyen un aumento de la energía, emociones más positivas y un menor riesgo de sufrir pérdida de memoria.
Este estudio es una de las razones por las que las intervenciones con animales en el ámbito sanitario y los perros de apoyo emocional son cada vez más populares.
Los investigadores querían saber cómo diferentes tipos de actividades con animales afectaban al estado de ánimo de las personas, para lo cual midieron su actividad cerebral y monitorizaron sus emociones.
El estudio se realizó con 30 adultos de Corea del Sur, con una edad media de 28 años. Los participantes fueron reclutados en peluquerías caninas y salones de mascotas.
En una sala, cada uno de ellos realizó 8 actividades diferentes con una caniche hembra de 4 años que estaba bien adiestrada.
Las actividades incluían conocer a la caniche, jugar con ella, darle de comer, acicalarla, fotografiarla, abrazarla y pasearla.
Los resultados del estudio mostraron que jugar con un perro aumentaba la intensidad de las oscilaciones de ondas alfa en el cerebro, lo que indica un estado de mayor estabilidad y relajación.
La actividad de las ondas alfa también está relacionada con la mejora de la memoria y la reducción del estrés.
Por otro lado, actividades como asear y jugar con perros se asociaron con un aumento de las oscilaciones de ondas beta, que se vinculan con una mejora en la atención y la concentración.
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