Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), el hombre ha provocado una pérdida "catastrófica" de especies: las poblaciones de animales salvajes han disminuido una media del 73% en los últimos 50 años.
Desde los elefantes de los bosques tropicales hasta las tortugas carey de la Gran Barrera de Coral, el daño a la biodiversidad crece y muchos ecosistemas están al borde del colapso.
Las conclusiones proceden del ‘Informe Planeta Vivo’, que hace un seguimiento de más de 5.000 poblaciones de aves, mamíferos, reptiles, anfibios y peces.
La principal causa es la destrucción del hábitat, a menudo relacionada con acciones humanas como la deforestación, la minería y la expansión urbana.
La selva amazónica, hogar de una rica biodiversidad, está desapareciendo rápidamente.
El informe revela que el 60% de la población de delfines rosados de río en el Amazonas se ha perdido debido a la contaminación, los disturbios civiles y otras amenazas.
El cambio climático, la contaminación, la sobreexplotación y la introducción de especies invasoras también suponen graves amenazas para la biodiversidad mundial.
El asesor científico jefe del WWF, Mike Barrett, señaló que las pautas de consumo humano están agravando la pérdida de hábitats y llevando a las especies al límite.
Hay algunos puntos positivos. En África oriental, los gorilas de montaña han experimentado una modesta recuperación, con un aumento anual de la subpoblación del 3% entre 2010 y 2016.
Sin embargo, los esfuerzos de conservación como estos son excepciones a la regla, ya que la destrucción generalizada de los hábitats sigue eclipsando tales éxitos.
El informe advierte de que la degradación del hábitat y el cambio climático están empujando a los ecosistemas hacia puntos de inflexión irreversibles.
El colapso de la selva amazónica, por ejemplo, reduciría drásticamente la absorción de dióxido de carbono, lo que empeoraría el calentamiento global.
Expertos como Valentina Marconi, del Instituto de Zoología de la Sociedad Zoológica de Londres, instan a los líderes mundiales a actuar ya para invertir estas tendencias.
Casi 200 países ya se han comprometido a proteger el 30% del planeta para 2030, en el marco de un acuerdo histórico de la ONU de 2022.
Tanya Steele, de WWF Reino Unido, subrayó que la protección de la vida salvaje no es solo una cuestión medioambiental, sino que es fundamental para la salud y la prosperidad humanas.
“Este informe es una increíble llamada de atención", afirmó Steele. "Unos ecosistemas sanos son esenciales para nuestro bienestar futuro, y es necesario tomar medidas urgentes para salvaguardarlos"
Desde los elefantes de los bosques tropicales hasta las tortugas carey de la Gran Barrera de Coral, el daño a la biodiversidad crece y muchos ecosistemas están al borde del colapso.
Las conclusiones proceden del ‘Informe Planeta Vivo’, que hace un seguimiento de más de 5.000 poblaciones de aves, mamíferos, reptiles, anfibios y peces.
La principal causa es la destrucción del hábitat, a menudo relacionada con acciones humanas como la deforestación, la minería y la expansión urbana.
La selva amazónica, hogar de una rica biodiversidad, está desapareciendo rápidamente.
El informe revela que el 60% de la población de delfines rosados de río en el Amazonas se ha perdido debido a la contaminación, los disturbios civiles y otras amenazas.
El cambio climático, la contaminación, la sobreexplotación y la introducción de especies invasoras también suponen graves amenazas para la biodiversidad mundial.
El asesor científico jefe del WWF, Mike Barrett, señaló que las pautas de consumo humano están agravando la pérdida de hábitats y llevando a las especies al límite.
Hay algunos puntos positivos. En África oriental, los gorilas de montaña han experimentado una modesta recuperación, con un aumento anual de la subpoblación del 3% entre 2010 y 2016.
Sin embargo, los esfuerzos de conservación como estos son excepciones a la regla, ya que la destrucción generalizada de los hábitats sigue eclipsando tales éxitos.
El informe advierte de que la degradación del hábitat y el cambio climático están empujando a los ecosistemas hacia puntos de inflexión irreversibles.
El colapso de la selva amazónica, por ejemplo, reduciría drásticamente la absorción de dióxido de carbono, lo que empeoraría el calentamiento global.
Expertos como Valentina Marconi, del Instituto de Zoología de la Sociedad Zoológica de Londres, instan a los líderes mundiales a actuar ya para invertir estas tendencias.
Casi 200 países ya se han comprometido a proteger el 30% del planeta para 2030, en el marco de un acuerdo histórico de la ONU de 2022.
Tanya Steele, de WWF Reino Unido, subrayó que la protección de la vida salvaje no es solo una cuestión medioambiental, sino que es fundamental para la salud y la prosperidad humanas.
“Este informe es una increíble llamada de atención", afirmó Steele. "Unos ecosistemas sanos son esenciales para nuestro bienestar futuro, y es necesario tomar medidas urgentes para salvaguardarlos"
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