Es la última vez que ha tomado la palabra. No lo hará más en el proceso que juzga a su marido por haberla drogado durante 10 años para que al menos 50 hombres más (identificados, se estima que fueron cerca de 80) la violasen cuando estaba inconsciente. Gisèle Pélicot se ha acercado al atril del tribunal con su habitual elegancia: "Acabo de escuchar declarar al último acusado, he escuchado durante dos meses cosas inaudibles, inaceptables, la fatiga se empieza a sentir. Me cuesta ver la banalidad de la violación que se hace en la sala".
Es su cuarta declaración delante del tribunal, ha durado dos horas. "Para mí este es el proceso de la cobardía, de la cobardía con Gisèle Pélicot, he visto desfilar cuatro policías para decir que su amigo era respetuoso con las mujeres. Si existe ese respeto deberíamos redefinir la noción de violación, que banalizamos. Es el momento de que cambiemos la mirada sobre la violación".
Es su cuarta declaración delante del tribunal, ha durado dos horas. "Para mí este es el proceso de la cobardía, de la cobardía con Gisèle Pélicot, he visto desfilar cuatro policías para decir que su amigo era respetuoso con las mujeres. Si existe ese respeto deberíamos redefinir la noción de violación, que banalizamos. Es el momento de que cambiemos la mirada sobre la violación".
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