Ucrania ha disparado misiles ATACMS de fabricación estadounidense contra la región rusa de Briansk, según ha confirmado el Ministerio de Defensa ruso.
Según el Ministerio, el ataque comenzó a las 3.25 horas, cuando Ucrania disparó seis misiles ATACMS contra una instalación de Briansk.
Cinco de los misiles fueron interceptados, y fragmentos del sexto cayeron sobre una instalación militar, provocando un incendio; sin embargo, no hubo víctimas ni daños.
El ataque se produce sólo dos días después de que el presidente Joe Biden autorizara el uso de misiles estadounidenses de largo alcance contra objetivos rusos.
Esta decisión se produce en medio de un aumento de las tensiones y de nuevos acontecimientos internacionales, como el apoyo militar de Corea del Norte a Rusia en el conflicto en curso.
La autorización permite a Ucrania atacar a las fuerzas rusas en la región de Kursk, donde Moscú ha acumulado casi 50.000 soldados.
El aumento de tropas se considera un esfuerzo por asegurar Kursk como activo estratégico, aislándolo de las contraofensivas ucranianas y de posibles negociaciones de paz.
Un funcionario estadounidense subrayó que las armas están destinadas a ayudar a Ucrania a mantener Kursk, contrarrestando los intentos de Rusia de consolidar su control.
El reciente despliegue por parte de Corea del Norte de unos 10.000 soldados en Kursk ha intensificado la situación, atrayendo el escrutinio mundial.
Al parecer, las fuerzas norcoreanas están participando en operaciones de combate, lo que supone un importante impulso para Moscú al liberar a las tropas rusas para acciones ofensivas en otros lugares.
El Presidente Biden y sus asesores consideran la participación de tropas norcoreanas como una peligrosa escalada, lo que ha motivado la decisión de permitir el uso de ATACMS en territorio ruso.
Ucrania lleva tiempo solicitando permiso para utilizar estos misiles contra las fuerzas rusas en su territorio, y el Presidente Volodymyr Zelensky presentó una lista detallada de objetivos durante una reunión con Biden.
La decisión refleja un patrón más amplio de evolución política, que incluye el suministro de armas como misiles Patriot, tanques Abrams y cazas F-16 a Ucrania tras las dudas iniciales.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, advirtió de que la autorización representa una «ronda cualitativamente nueva de tensiones» en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, acusando a Estados Unidos de profundizar su implicación.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha insinuado anteriormente el posible uso de armas nucleares si los ataques convencionales amenazan el territorio de Rusia, subrayando los riesgos de una escalada.
A pesar de estos riesgos, la autorización de Biden responde a la urgente necesidad de Ucrania de contrarrestar el dominio aéreo y de misiles de Rusia.
Aunque Ucrania ha desarrollado drones nacionales capaces de realizar ataques de largo alcance, los ATACMS proporcionan una precisión y un alcance que podrían cambiar la dinámica del campo de batalla.
La transferencia de ATACMS a Ucrania ha sido una cuestión polémica en los círculos políticos estadounidenses.
La preocupación por la escalada del conflicto y el agotamiento de los arsenales de misiles estadounidenses retrasaron la decisión.
Sin embargo, Biden aprobó la transferencia a principios de este año, y los misiles fueron entregados a Ucrania para su uso dentro de su propio territorio.
La última decisión amplía esa capacidad, aunque el número de misiles a disposición de Ucrania sigue siendo limitado.
Esta medida se produce también en un momento en el que Washington pretende asegurar la capacidad militar de Ucrania hasta 2025, utilizando los fondos restantes de la Autoridad Presidencial de Reducción.
Al parecer, el equipo de Biden está tratando de «blindar contra Trump» la ayuda de seguridad de EE.UU. en medio de las preocupaciones sobre un posible cambio de política bajo una administración Trump entrante.
El presidente Zelensky respondió al anuncio declarando en Telegram: «Los misiles hablarán por sí mismos».
Las próximas semanas pondrán a prueba si este cambio de política proporciona a Ucrania la influencia que busca para contrarrestar las fuerzas atrincheradas de Rusia o desencadena consecuencias geopolíticas más amplias.
Según el Ministerio, el ataque comenzó a las 3.25 horas, cuando Ucrania disparó seis misiles ATACMS contra una instalación de Briansk.
Cinco de los misiles fueron interceptados, y fragmentos del sexto cayeron sobre una instalación militar, provocando un incendio; sin embargo, no hubo víctimas ni daños.
El ataque se produce sólo dos días después de que el presidente Joe Biden autorizara el uso de misiles estadounidenses de largo alcance contra objetivos rusos.
Esta decisión se produce en medio de un aumento de las tensiones y de nuevos acontecimientos internacionales, como el apoyo militar de Corea del Norte a Rusia en el conflicto en curso.
La autorización permite a Ucrania atacar a las fuerzas rusas en la región de Kursk, donde Moscú ha acumulado casi 50.000 soldados.
El aumento de tropas se considera un esfuerzo por asegurar Kursk como activo estratégico, aislándolo de las contraofensivas ucranianas y de posibles negociaciones de paz.
Un funcionario estadounidense subrayó que las armas están destinadas a ayudar a Ucrania a mantener Kursk, contrarrestando los intentos de Rusia de consolidar su control.
El reciente despliegue por parte de Corea del Norte de unos 10.000 soldados en Kursk ha intensificado la situación, atrayendo el escrutinio mundial.
Al parecer, las fuerzas norcoreanas están participando en operaciones de combate, lo que supone un importante impulso para Moscú al liberar a las tropas rusas para acciones ofensivas en otros lugares.
El Presidente Biden y sus asesores consideran la participación de tropas norcoreanas como una peligrosa escalada, lo que ha motivado la decisión de permitir el uso de ATACMS en territorio ruso.
Ucrania lleva tiempo solicitando permiso para utilizar estos misiles contra las fuerzas rusas en su territorio, y el Presidente Volodymyr Zelensky presentó una lista detallada de objetivos durante una reunión con Biden.
La decisión refleja un patrón más amplio de evolución política, que incluye el suministro de armas como misiles Patriot, tanques Abrams y cazas F-16 a Ucrania tras las dudas iniciales.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, advirtió de que la autorización representa una «ronda cualitativamente nueva de tensiones» en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, acusando a Estados Unidos de profundizar su implicación.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha insinuado anteriormente el posible uso de armas nucleares si los ataques convencionales amenazan el territorio de Rusia, subrayando los riesgos de una escalada.
A pesar de estos riesgos, la autorización de Biden responde a la urgente necesidad de Ucrania de contrarrestar el dominio aéreo y de misiles de Rusia.
Aunque Ucrania ha desarrollado drones nacionales capaces de realizar ataques de largo alcance, los ATACMS proporcionan una precisión y un alcance que podrían cambiar la dinámica del campo de batalla.
La transferencia de ATACMS a Ucrania ha sido una cuestión polémica en los círculos políticos estadounidenses.
La preocupación por la escalada del conflicto y el agotamiento de los arsenales de misiles estadounidenses retrasaron la decisión.
Sin embargo, Biden aprobó la transferencia a principios de este año, y los misiles fueron entregados a Ucrania para su uso dentro de su propio territorio.
La última decisión amplía esa capacidad, aunque el número de misiles a disposición de Ucrania sigue siendo limitado.
Esta medida se produce también en un momento en el que Washington pretende asegurar la capacidad militar de Ucrania hasta 2025, utilizando los fondos restantes de la Autoridad Presidencial de Reducción.
Al parecer, el equipo de Biden está tratando de «blindar contra Trump» la ayuda de seguridad de EE.UU. en medio de las preocupaciones sobre un posible cambio de política bajo una administración Trump entrante.
El presidente Zelensky respondió al anuncio declarando en Telegram: «Los misiles hablarán por sí mismos».
Las próximas semanas pondrán a prueba si este cambio de política proporciona a Ucrania la influencia que busca para contrarrestar las fuerzas atrincheradas de Rusia o desencadena consecuencias geopolíticas más amplias.
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