• hace 14 años
El derroche de energía que las grandes urbes producen para alumbrar sus calles, más que iluminar encandila a los ciudadanos impidiéndoles disfrutar del cielo nocturno y de sus estrellas. Varias iniciativas y proyectos han buscado luchar contra la contaminación lumínica a raíz de que el 31 de octubre de 1988 naciera la Ley del Cielo de Canarias. 20 años después, la situación parece haber cambiado, aunque no lo suficiente.
Oficina Técnica para la Protección de la Calidad del Cielo (OTPC)

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