Los vecinos que viven en Burunchel escuchan de madrugada un estruendo que aprecía una tormenta muy fuerte. En realidad, se trataba de un corrimiento de tierra por als fuertes lluvias. Los acuíferos del monte no ha aguantado tanta agua. La riada de lodo salíó por donde pudo, y el camino fácil era arrasar a través de las casas.
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