A la espera del veredicto, sale del juzgado tranquilo ante el apoyo de quienes confían en su inocencia. Antes, en el interior de la sala, Francisco Javier se venía abajo. Insiste en su inocencia y pide que se encuentre al verdadero asesino de Miguel Ángel y su hija de 8 años. Sin embargo, sobre la mesa del juez varias pruebas le podrían llevar 50 años a prisión. El jurado está deliberando. La acusación cree que es un hombre frío y controlador y que las pruebas contra él han quedado fundamentadas. Sin embargo, la defensa del acusado plantea dudas. El juicio comenzó con claras pruebas contra él y algunas han quedado en entredicho. No hay ADN suyo en la escena del crimen, sólo en tres toallas lavadas y que su defensa sostiene que llegaron de forma accidental. Otro de los puntos que se cuestionan es si tuvo tiempo para cometer el crimen. Los asesinatos se produjeron a las 22:04 de la noche y Marianela, la madre de la pequeña muerta aseguró en el juicio que su pareja a las 22:09 estaba hablando con ella en la puerta del supermercado donde trabajaba. Es decir, en esos minutos fue a la casa, 151 puñaladas, borró las huellas, se aseó y volvió al lugar de trabajo. Muchas dudas para los nueve miembros del jurado.
-Redacción-
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