Varios hombres corpulentos entran en un edificio del centro de Barcelona con una misión: sacar a una decena de chavales magrebíes muy violentos del piso que 'okupan' desde el martes. Les ha contratado el propietario de la vivienda. Empieza la negociación con los jóvenes para que se vayan. Pasan los minutos, intercambian llamadas telefónicas, pero los chicos se resisten. Finalmente, ceden y se marchan bajo la lluvia. Dejan desordenada y sucia la casa de 178 metros cuadrados que estaba recién reformada. Se acaba la pesadilla para los vecinos y para el propietario. Han sido más de 48 horas de amenazas, golpes, escaladas por la fachada y hasta lanzamiento de colchones por la ventana.
-Redacción-
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