Mi mamá me encerró en una clínica privada apenas nací. Los doctores me criaron
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Hola. Me llamo Miranda y tengo dieciséis años. En realidad, ese no es mi verdadero nombre, lo adopté cuando comenzó mi segunda vida… Pero voy a hablarte de mi primera vida, que duró desde el momento en que nací hasta los seis. Pasé todos esos años encerrada en una clínica privada. Mi propia madre tomó esa decisión tan drástica. Yo estaba completamente saludable, pero nunca salí de clínica, ni un solo día.
Mucho de lo que voy a revelarte son cosas que supe más tarde. Por ejemplo, lo único que sé de mis padres biológicos es lo que mis padres adoptivos me contaron. Nunca conocí a mi papá. En cuanto a mi mamá… bueno, apenas la recuerdo. Sé que eran inmigrantes de Colombia y que se mudaron a los EE. UU. antes de que yo naciera. Y eran bastante adinerados. No sé cómo hizo mi papá para amasar esa fortuna, pero, cuando mi mamá quedó embarazada, lo sentenciaron a muchos años en prisión. Así que supongo que estaba involucrado en alguna actividad ilegal. También sé que mamá nunca tuvo que trabajar para ganarse la vida. Cuando arrestaron a su esposo, ella siguió teniendo acceso a su dinero. En cuanto se quedó sola, se internó en una clínica privada para algo llamado preservación del embarazo. Allí le ofrecerían la comodidad y los cuidados que necesitaba antes de mi nacimiento.
Y vaya que le dieron cuidados y comodidades. Era un tipo especial de clínica, no sé si se trataba de un simple lugar para personas con dinero. Sospecho que era más bien una clínica para un tipo especial de personas con dinero. Mamá recibía una dieta excelente y un cuidado excepcional, y contaba con una enfermera personal que se aseguraba de que no le falte nada. Pero, al parecer, no la ayudó demasiado: dio a luz con solo veinticinco semanas de embarazo. Créeme, fue demasiado pronto. Yo pesaba menos de un kilo y medio; de no haber sido por la intervención de los mejores médicos de la clínica, habría muerto. Uf, han pasado muchos años, pero aún me es difícil pensar en todo esto. Estoy más que agradecida con todos esos doctores.
Mamá salió de la clínica una vez recuperada. En cambio, yo tuve que pasar varios meses en cuidados intensivos. Y después de eso necesité todo tipo de tratamientos médicos, así que me quedé. Mamá siguió pagando las cuentas; mientras tanto yo mejoraba y mejoraba, y por fin comencé a parecerme a una bebé normal. Los doctores estaban satisfechos
Hola. Me llamo Miranda y tengo dieciséis años. En realidad, ese no es mi verdadero nombre, lo adopté cuando comenzó mi segunda vida… Pero voy a hablarte de mi primera vida, que duró desde el momento en que nací hasta los seis. Pasé todos esos años encerrada en una clínica privada. Mi propia madre tomó esa decisión tan drástica. Yo estaba completamente saludable, pero nunca salí de clínica, ni un solo día.
Mucho de lo que voy a revelarte son cosas que supe más tarde. Por ejemplo, lo único que sé de mis padres biológicos es lo que mis padres adoptivos me contaron. Nunca conocí a mi papá. En cuanto a mi mamá… bueno, apenas la recuerdo. Sé que eran inmigrantes de Colombia y que se mudaron a los EE. UU. antes de que yo naciera. Y eran bastante adinerados. No sé cómo hizo mi papá para amasar esa fortuna, pero, cuando mi mamá quedó embarazada, lo sentenciaron a muchos años en prisión. Así que supongo que estaba involucrado en alguna actividad ilegal. También sé que mamá nunca tuvo que trabajar para ganarse la vida. Cuando arrestaron a su esposo, ella siguió teniendo acceso a su dinero. En cuanto se quedó sola, se internó en una clínica privada para algo llamado preservación del embarazo. Allí le ofrecerían la comodidad y los cuidados que necesitaba antes de mi nacimiento.
Y vaya que le dieron cuidados y comodidades. Era un tipo especial de clínica, no sé si se trataba de un simple lugar para personas con dinero. Sospecho que era más bien una clínica para un tipo especial de personas con dinero. Mamá recibía una dieta excelente y un cuidado excepcional, y contaba con una enfermera personal que se aseguraba de que no le falte nada. Pero, al parecer, no la ayudó demasiado: dio a luz con solo veinticinco semanas de embarazo. Créeme, fue demasiado pronto. Yo pesaba menos de un kilo y medio; de no haber sido por la intervención de los mejores médicos de la clínica, habría muerto. Uf, han pasado muchos años, pero aún me es difícil pensar en todo esto. Estoy más que agradecida con todos esos doctores.
Mamá salió de la clínica una vez recuperada. En cambio, yo tuve que pasar varios meses en cuidados intensivos. Y después de eso necesité todo tipo de tratamientos médicos, así que me quedé. Mamá siguió pagando las cuentas; mientras tanto yo mejoraba y mejoraba, y por fin comencé a parecerme a una bebé normal. Los doctores estaban satisfechos