“Ya no queda sitio, ¿y aún queréis traer otra maleta, un balón y dos sombrillas?”. Hace 50 años, SEAT quisó aportar una solución a esos clientes cuando lanzó la carrocería familiar de su berlina 1430, la versión premium y potenciada del SEAT 124. Hace 50 años, el inicio del viaje de vacaciones de verano puede que no fuera muy distinto al actual. Pocos viajaban en avión o al extranjero. No había dos coches en la familia.
El SEAT 1430 Familiar estaba diseñado para cubrir las nuevas necesidades de la sociedad del momento. No era tan voluminoso como el 1500 familiar, desenvolviéndose con mayor soltura en aquellas ciudades con un tráfico cada vez más denso y con menos espacio para aparcar. Tenía presencia, servía a sus clientes en su día a día como coche de trabajo, no sin antes haber llevado a los hijos y a los hijos de los vecinos al colegio. En el fin de semana o en vacaciones, se revelaba como un dinámico coche de turismo, ideal para salir a carretera y con cinco puertas para cargarlo, literalmente, hasta el techo.
El SEAT 1430 Familiar estaba diseñado para cubrir las nuevas necesidades de la sociedad del momento. No era tan voluminoso como el 1500 familiar, desenvolviéndose con mayor soltura en aquellas ciudades con un tráfico cada vez más denso y con menos espacio para aparcar. Tenía presencia, servía a sus clientes en su día a día como coche de trabajo, no sin antes haber llevado a los hijos y a los hijos de los vecinos al colegio. En el fin de semana o en vacaciones, se revelaba como un dinámico coche de turismo, ideal para salir a carretera y con cinco puertas para cargarlo, literalmente, hasta el techo.
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