Ángeles Caballero sobre el caso Álvaro Prieto: "Todo vale para hacerse viral, para hacer el idiota"

  • el año pasado
Hay mil y una maneras de morirse. Uno puede hacerlo de manera gradual, después de un diagnóstico que condena. Puede ser de un infarto mientras duermes o durante un baile con tu mujer en un crucero, como le pasó al padre de una amiga. Hay muertes que se nos antojan absurdas, una caída por la calle, un trozo de carne que se nos atraganta en la glotis o una descarga eléctrica al tocar una catenaria. Y todos los casos conllevan lo mismo. Una familia rota, unos amigos que lloran, y la rabia por todos aquellos que se van. Con la cantidad de gente que, a veces decimos, podría morirse mucho antes que los nuestros.
Álvaro Prieto era un chaval ejerciendo a pleno pulmón sus 18 años. Salió una noche de juerga por Sevilla y no volvió a casa. La suyo fue un accidente y una muerte terrible que ha conmocionado a España; un cuerpo encontrado de manera fortuita a un puñado de metros de donde fue visto por última vez. Pienso en sus padres, incapaces de digerir aún lo ocurrido. Aturdidos, cargados de preguntas. En sus amigos, esos compañeros de clase y de equipo de fútbol, que tampoco.Y luego, están y estamos los medios. Con sus muñecos conspiranoicos, que advierten de la falta de claridad en este caso. Sin pruebas a las que agarrarse, porque todo vale para un minuto de gloria, para hacerse viral, o para hacer el idiota. Ahí pasa algo raro, dicen, las cosas no cuadran. Exigen explicaciones porque saben perfectamente que todo el mundo hizo mal su trabajo. El personal de la estación de Santa Justa, Renfe, Adif, el ministerio de Transportes y el Gobierno de España en su conjunto. La suma de todos.Y luego, tenemos algo grave, el clasismo. Ese que se desliza sin pudor alguno en ciertos comentarios, porque la gente guapa, ya se sabe, parece que debe morir menos. La gente estupenda, ideal, con pelazo, bien vestida, con pintón o con fachón, que dirían en el Hola, no son nunca síntoma de peligro, y encima son objetivo fácil de cualquier desalmado.De ellos, te puedes fiar si

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