• el año pasado
Es lo que se llama echarle agua al vino.

Y Vicente Vallés decantó con absoluta maestría litros del líquido e incoloro elemento sobre el caldo con el que Pedro Sánchez celebró de manera desaforada el resultado en las elecciones del 23 de julio de 2023.

El PSOE, cierto es, perdió las mismas, pero dando por bueno que los escaños de Sumar y los de los partidos golpistas, independentistas y nacionalistas podrían ir al zurrón de los socialistas, el presidente en funciones jaleó sus 121 diputados como si hubiese obtenido una victoria indiscutible.

Sin embargo, el presentador del informativo de la noche de Antena 3 ofreció un dato que puso a temblar al sanchismo más cafetero después de que celebrasen como si no hubiera un mañana los sufragios salidos de ese 23-J.

Vallés dejó bien a las claras que aquella euforia poco a poco se ha ido rebajando porque después de dar por hecho que el Gobierno socialcomunista seguiría instalado en el Palacio de La Moncloa, el paso de las semanas, que ya pasan por ser tres meses, empiezan a provocar la zozobra en el seno del PSOE.

Y no es para menos, dado que el plazo límite es el 27 de noviembre de 2023, fecha para la que queda poco más de un mes:

El calendario avanza, pasa el tiempo y hay pocas noticias sobre el desarrollo de las negociaciones para conformar una mayoría parlamentaria que permita a Pedro Sánchez ser investido otra vez como presidente del Gobierno. Los negociadores se han bunkerizado y el oscurantismo es total cuando hace hoy tres meses, un 23 de julio, quienes celebraban los resultados de las elecciones en la madrileña calle de Ferraz daban por hecho que Sánchez había renovado su mandato.

Han pasado tres meses desde aquel día de que Sánchez llegó a la conclusión de que eran más aquellos que le querían en Moncloa y el PSOE celebró los resultados como una victoria a pesar de haber perdido las elecciones. Eso fue así porque la cúpula socialista daba por hecho que reuniría los apoyos suficientes para investir a Pedro Sánchez. Incluían entre esos apoyos a los diputados de Puigdemont y lo hacían con toda naturalidad, normalizando que un prófugo de la Justicia sea decisivo para formar Gobierno.

Hoy, 92 días después, se anuncia que quizá pronto se firme el acuerdo entre el PSOE y Sumar, pero el pacto con los independentistas no parece tan inminente.

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