El funcionamiento de la lengua y las papilas gustativas humanas es más complejo de lo que pensábamos, según una investigación del ‘New England Journal of Medicine’. El diagrama que quizá aprendiste en el colegio, en el que las distintas zonas de la lengua detectan diferentes sabores, es en realidad un mito. La punta de la lengua está llena de receptores del sabor dulce, pero también puede percibir otros sabores. Las investigaciones demuestran que los receptores del gusto no sólo están en la boca, sino en todo el cuerpo: el cerebro, el hígado, las células musculares y los pulmones. Las dietas occidentales son más ricas en alimentos dulces. Las investigaciones demuestran que los ratones diabéticos y sus crías tienen una mayor preferencia por los sabores dulces. La preferencia por los sabores también es única. El gusto evolutivo puede guiarnos, pero hoy en día la preferencia y la cultura influyen mucho más en nuestros gustos.
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