La ansiedad en niños y adolescentes va en aumento, sobre todo después de la pandemia del COVID-19, que ha intensificado el problema debido a las incertidumbres, los temores y los cambios de rutina.
Según Paula Cristina Vilariça, psiquiatra de niños y adolescentes, la ansiedad ocasional es normal en el desarrollo infantil
Sin embargo, cuando se vuelve excesiva e interfiere en el funcionamiento diario, puede tratarse de un trastorno de ansiedad.
Los estudios indican que alrededor del 10 al 20% de los niños en edad escolar pueden padecer un trastorno de ansiedad.
Los signos más comunes de ansiedad en niños y adolescentes son la preocupación excesiva por la vida, los miedos irracionales y los síntomas físicos (como dolores de estómago y de cabeza).
También son preocupantes el perfeccionismo extremo, el nerviosismo, la dificultad para concentrarse, la sensación constante de preocupación y los pensamientos negativos y catastrofistas.
Los niños pueden expresar su ansiedad verbalmente o mediante conductas de evitación, llanto, irritabilidad y molestias físicas.
El tratamiento incluye un enfoque multidisciplinar, como psicoterapia, terapia cognitivo-conductual, terapia familiar, medicación (para casos graves), educación y cambios en el estilo de vida.
El apoyo emocional de los padres y cuidadores es crucial, siendo importante crear un entorno tranquilo y estructurado y fomentar la expresión de sentimientos.
Para hacer frente a la ansiedad, es útil comprender el trastorno, crear un entorno seguro, establecer rutinas, enseñar estrategias de relajación, fomentar el ejercicio físico, etc.
Según Paula Cristina Vilariça, psiquiatra de niños y adolescentes, la ansiedad ocasional es normal en el desarrollo infantil
Sin embargo, cuando se vuelve excesiva e interfiere en el funcionamiento diario, puede tratarse de un trastorno de ansiedad.
Los estudios indican que alrededor del 10 al 20% de los niños en edad escolar pueden padecer un trastorno de ansiedad.
Los signos más comunes de ansiedad en niños y adolescentes son la preocupación excesiva por la vida, los miedos irracionales y los síntomas físicos (como dolores de estómago y de cabeza).
También son preocupantes el perfeccionismo extremo, el nerviosismo, la dificultad para concentrarse, la sensación constante de preocupación y los pensamientos negativos y catastrofistas.
Los niños pueden expresar su ansiedad verbalmente o mediante conductas de evitación, llanto, irritabilidad y molestias físicas.
El tratamiento incluye un enfoque multidisciplinar, como psicoterapia, terapia cognitivo-conductual, terapia familiar, medicación (para casos graves), educación y cambios en el estilo de vida.
El apoyo emocional de los padres y cuidadores es crucial, siendo importante crear un entorno tranquilo y estructurado y fomentar la expresión de sentimientos.
Para hacer frente a la ansiedad, es útil comprender el trastorno, crear un entorno seguro, establecer rutinas, enseñar estrategias de relajación, fomentar el ejercicio físico, etc.
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