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Los ejercicios de respiración son una poderosa herramienta para reducir la ansiedad y calmar la mente.

Cuando se siente que el estrés aumenta, la respiración puede acelerarse y hacerse superficial, lo que alimenta la ansiedad.

En cambio, ralentizar la respiración ayuda a activar la respuesta de relajación del cuerpo, reduciendo las hormonas del estrés y calmando el sistema nervioso.

Concentrarse en la respiración durante un minuto puede desviar la atención de los pensamientos ansiosos hacia una conciencia tranquila y centrada.

Existen varias técnicas eficaces. Una de ellas consiste en inhalar lenta y profundamente y exhalar con un suspiro audible, permitiendo que la tensión se libere con cada respiración.

Otra opción es la “respiración en tres partes”, en la que se llena gradualmente el diafragma, luego el pecho y, por último, se exhala completamente.

También se puede practicar la respiración inspirando durante cinco o seis segundos y espirando durante el mismo tiempo; este ritmo alinea las frecuencias cardíaca y respiratoria.

Experimentar con estos métodos puede ayudarte a encontrar el que mejor funciona.

Con unos minutos de respiración intencionada, puedes recuperar el control, tranquilizar la mente y aliviar la respuesta del cuerpo al estrés.

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