Etiquetar a Donald Trump como una bendición, como hago en el titular de este sermón, provocará un lastimoso escozor en las pelotas a toda esa caterva que rumia en el pesebre de La Moncloa, pero es que no queda otra.
Trump no es una ventura no por lo que dice. Ni siquiera por lo que hace; sino por lo que va a obligar a hacer a quienes respaldan la dictadura woke.
El nuevo presidente de Estados Unidos es un líder incómodo para el establishment.
Cierto que su histrionismo, su desaforada propensión al titular y sus melodramáticas maneras, dan a quienes le odian la excusa perfecta para descalificarlo.
Craso error de los soberbios, que viven bajo el paraguas de la subvención, aplaudiendo la censura y remando siempre a favor de corriente.
La Unión Europea, damas y caballeros, es un despropósito, un monumento al despilfarro, una carcasa dorada plagada de burócratas que gastan a manos llenas y legislan compulsivamente sobre asuntos que ignoran, desde las aceitunas al tomate pasando por el lobo o la vaca.
Lo hemos visto hoy una vez más, en esa cumbre histérica a la que asiste Sánchez, para hacer declaraciones altisonantes, al lado de unos mangantes como él, que no son capaces de controlar sus propias fronteras o de impedir que el sectarismo islámico se adueñe de sus ciudades.
Con su decisión de zanjar de un plumazo la guerra en Ucrania, Trump ha dejado retratado al Viejo Continente como un enano político y militar, saturado de ancianos y rentistas, incapaz de defender sus valores y principios.
Y esa Europa obesa y complaciente, que arruina a sus propios ciudadanos a golpe de impuestos, normativas y papeleo, a la que el vicepresidente Vance restregó hace unos días por la cara sus miserias morales, se permite ahora darle lecciones a EEUU.
Como subrayó Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich, lo que nos impide ser competitivos, eficientes y un polo de atracción y retención del talento son el fanatismo 2030, las regulaciones y las arbitrariedades fiscales, más que cualquier arancel que impongan los norteamericanos.
Si hubiera ganado Kamala la carrera presidencial, deseo húmedo de Sánchez, los izquierdistas del mundo y bastantes pichaflojas de derechas, seguiríamos bajo el mismo patrón totalitario, que bendice a los okupas, santifica el cambio de género, rinde culto a los animales y carga contra los valores que forjaron a Occidente.
Pero ganó Trump y su brutal irrupción en la Casa Blanca y en el escena internacional, está cambiando las cosas. Creo que para bien.
Trump no es una ventura no por lo que dice. Ni siquiera por lo que hace; sino por lo que va a obligar a hacer a quienes respaldan la dictadura woke.
El nuevo presidente de Estados Unidos es un líder incómodo para el establishment.
Cierto que su histrionismo, su desaforada propensión al titular y sus melodramáticas maneras, dan a quienes le odian la excusa perfecta para descalificarlo.
Craso error de los soberbios, que viven bajo el paraguas de la subvención, aplaudiendo la censura y remando siempre a favor de corriente.
La Unión Europea, damas y caballeros, es un despropósito, un monumento al despilfarro, una carcasa dorada plagada de burócratas que gastan a manos llenas y legislan compulsivamente sobre asuntos que ignoran, desde las aceitunas al tomate pasando por el lobo o la vaca.
Lo hemos visto hoy una vez más, en esa cumbre histérica a la que asiste Sánchez, para hacer declaraciones altisonantes, al lado de unos mangantes como él, que no son capaces de controlar sus propias fronteras o de impedir que el sectarismo islámico se adueñe de sus ciudades.
Con su decisión de zanjar de un plumazo la guerra en Ucrania, Trump ha dejado retratado al Viejo Continente como un enano político y militar, saturado de ancianos y rentistas, incapaz de defender sus valores y principios.
Y esa Europa obesa y complaciente, que arruina a sus propios ciudadanos a golpe de impuestos, normativas y papeleo, a la que el vicepresidente Vance restregó hace unos días por la cara sus miserias morales, se permite ahora darle lecciones a EEUU.
Como subrayó Vance en la Conferencia de Seguridad de Múnich, lo que nos impide ser competitivos, eficientes y un polo de atracción y retención del talento son el fanatismo 2030, las regulaciones y las arbitrariedades fiscales, más que cualquier arancel que impongan los norteamericanos.
Si hubiera ganado Kamala la carrera presidencial, deseo húmedo de Sánchez, los izquierdistas del mundo y bastantes pichaflojas de derechas, seguiríamos bajo el mismo patrón totalitario, que bendice a los okupas, santifica el cambio de género, rinde culto a los animales y carga contra los valores que forjaron a Occidente.
Pero ganó Trump y su brutal irrupción en la Casa Blanca y en el escena internacional, está cambiando las cosas. Creo que para bien.
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00:00Etiquetar a Donald Trump de bendición, como hago en el titular de este sermón, provocará
00:07sin duda un lastimoso escozor en las pelotas a toda esa catérroga que rumia en el pesebre
00:14de la Moncloa, pero es que no hay otra.
00:17Trump no es una aventura por lo que dice, ni siquiera por lo que hace, sino por lo que
00:23va a obligar a hacer a quienes respaldan la dictadura buoco.
00:28El nuevo presidente de Estados Unidos es un líder incómodo para el establishment.
00:33Cierto que su histrionismo, su desaforada propensión al titular y sus melodramáticas
00:40maneras dan a quienes le odian, que son muchos, la excusa perfecta para descalificarlo.
00:48Crazo error de los soberbios que viven bajo el paraguas de la subvención, aplaudiendo
00:53la censura y remando siempre a favor de la corriente.
00:57La Unión Europea, damas y caballeros, es un despropósito, un monumento al despilfarro,
01:04una carcasa dorada plagada de burócratas que gastan a manos llenas y legislan compulsivamente
01:11sobre asuntos que ignoran, y eso va desde las aceitunas al tomate, pasando por el lobo
01:18o por la vaca.
01:20Lo hemos visto hoy una vez más, otra vez, en esa cumbre histérica a la que asiste el
01:26socialista Sánchez para hacer declaraciones altisonantes al lado de unos mangantes como
01:31él, que no son capaces de controlar sus propias fronteras o de impedir que el sectarismo islámico
01:37se adueñe de sus ciudades.
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01:46al viejo continente como un enano político y militar, saturado de ancianos y rentistas
01:54incapaz de defender sus valores y de defender sus principios.
01:58Y esa Europa obesa y complaciente, que arruina a sus propios ciudadanos a golpe de impuestos,
02:05normativas y papeleo, a la que el vicepresidente Vance restregó hace unos días por la cara
02:12sus miserias morales, se permite ahora, se permite hoy, darle elecciones a Estados Unidos.
02:19Como subrayó Vance en la conferencia de seguridad de Múnich, lo que nos impide a
02:24los europeos ser competitivos, eficientes y un polo de atracción y retención del talento
02:32son el fanatismo 2030, las regulaciones y las arbitrariedades fiscales, más que cualquier
02:39arancel que impongan los norteamericanos.
02:42Si hubiera ganado Kamala la carrera presidencial, deseo húmedo de Sánchez, de los izquierdistas
02:48del mundo y de bastantes pichaflojas de derechas, seguiríamos bajo el mismo patrón totalitario
02:55que bendice a los okupas, santifica el cambio de género, rinde culto a los animales y carga
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03:06Pero ganó Trump y su brutal irrupción en la Casa Blanca y en la escena internacional
03:13está cambiando las cosas, y yo creo que para bien.