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  • 2/4/2025

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Transcripción
00:00Buenos días, no deseo alarmarles, pero me persigue un Porsche nervioso. Mejor dicho,
00:05me perseguía camino de la radio, pero lo pongo en presente porque he redactado este
00:08artículo mientras el Porsche me desafiaba. Les cuento, había enfilado el camino de Sonrapiña
00:13detrás del autobús de la línea correspondiente. Ya sabemos que eso significa una detención a cada
00:18parada, una insignificancia por comparación con el caos del cosmos. Mi coche aceptaba con
00:24solidaridad las paradas, pero de repente noto que un coche da saltitos a mis espaldas. No era
00:30un vehículo como los nuestros, era un bello Porsche de última y carísima gama. Incluso por
00:35el retrovisor se notaba el nerviosismo del lujoso vehículo que sin duda se dirigía a son vida o
00:41aledaños. El Porsche se desplazaba lateralmente y daba frenazos con arrogancia. El aristocrático
00:47coche protestaba porque era inadmisible que un vulgar autobús cargado de ciudadanos medios
00:52detuviera su trayectoria invencible. Si el Porsche hubiera hablado, y quizás tienen ese poder en su
00:58última versión, habría protestado que no compró una casa en Mallorca para sufrir estos desplantes.
01:04Esto es lo único bonito de los atascos que nos igualan con los Porches.