Él es Alan, y su mejor amigo es su abuelo. Puede que te resulte un poco extraño. Es un chico normal y tiene amigos de su edad, pero le gusta mucho salir con él.
Alan y su abuelo solían pasar mucho tiempo juntos. Era el familiar que hizo de su infancia un momento emocionante: le enseñó a montar en bicicleta y hasta a jugar al béisbol. Alan aún recuerda cómo, en una ocasión, golpeó una pelota con tanta fuerza que rompió la ventana de la vecina. Su abuelo le dirigió una mirada cómplice, y los dos se escondieron detrás de la cerca. La Sra. Scott, la anciana problemática que vivía al lado, estaba furiosa. Se quedó frente a la ventana rota, gritando que Alan tenía suerte de no ser su nieto. ¡Porque si lo fuera, lo golpearía con su pantufla! Mientras tanto, Alan y su abuelo se reían como locos. Él siempre actuó como si tuviera la edad de su nieto, era muy divertido estar a su lado.
Pero ahora, Alan está en la secundaria, y siempre tiene mucho que hacer. La tarea, la preparación para los exámenes, su trabajo en una cafetería y sus salidas con amigos lo dejan demasiado ocupado para ver a su abuelo tanto como antes. Es por eso que intenta llamarlo al menos dos veces a la semana.
La abuela de Alan falleció hace mucho, y su abuelo se había vuelto una persona solitaria desde entonces. Así que, un día se le ocurrió crearle un perfil en una red social, creyendo que sería divertido. Explicarle cómo funcionaba Facebook, para qué necesitaba una cuenta y cómo crear una red de amigos no fue nada fácil, pero con algo de práctica, se convirtió en un usuario avanzado. Encontraron a otro hombre con el que había hecho el servicio militar, a un exvecino que no veía hacía años y hasta algunos compañeros de clase. Uno de ellos compartió unas cuantas fotos que tenía con su abuelo y que Alan nunca había visto. Había una de una fiesta de Año Nuevo. Aparecía usando un vestido, una peluca y un collar. ¡Se murieron de la risa!
En una ocasión, después de salir del trabajo para visitar a su abuelo, Alan vio a una chica. Supo al instante que era nueva en la zona, nunca la había visto antes. Estaba leyendo un libro, era tan bonita que él sintió algo extraño en el estómago. Quiso presentarse, pero mientras se acercaba, perdió el equilibrio y cayó torpemente al suelo. Se levantó y corrió tan rápido como pudo con la esperanza de que ella no hubiera visto nada.
Corrió y corrió con una sola idea en la cabeza: “¡Te caíste frente a la chica más hermosa del planeta!”. Alan estaba convencido de que había perdido toda esperanza de volver a verla.
Pero, al ver a su abuelo, olvidó todos sus pensamientos. Traje y zapatos nuevos, y un botonier; ¡estaba impecable! “¿Qué estás tramando, jovencito?”, preguntó Alan. Su abuelo le dijo que tenía una cita con una mujer que había conocido en Facebook. Llevaban un par de días conversando y parecía ser muy agradable e interesante. Además, ella misma había suger
Alan y su abuelo solían pasar mucho tiempo juntos. Era el familiar que hizo de su infancia un momento emocionante: le enseñó a montar en bicicleta y hasta a jugar al béisbol. Alan aún recuerda cómo, en una ocasión, golpeó una pelota con tanta fuerza que rompió la ventana de la vecina. Su abuelo le dirigió una mirada cómplice, y los dos se escondieron detrás de la cerca. La Sra. Scott, la anciana problemática que vivía al lado, estaba furiosa. Se quedó frente a la ventana rota, gritando que Alan tenía suerte de no ser su nieto. ¡Porque si lo fuera, lo golpearía con su pantufla! Mientras tanto, Alan y su abuelo se reían como locos. Él siempre actuó como si tuviera la edad de su nieto, era muy divertido estar a su lado.
Pero ahora, Alan está en la secundaria, y siempre tiene mucho que hacer. La tarea, la preparación para los exámenes, su trabajo en una cafetería y sus salidas con amigos lo dejan demasiado ocupado para ver a su abuelo tanto como antes. Es por eso que intenta llamarlo al menos dos veces a la semana.
La abuela de Alan falleció hace mucho, y su abuelo se había vuelto una persona solitaria desde entonces. Así que, un día se le ocurrió crearle un perfil en una red social, creyendo que sería divertido. Explicarle cómo funcionaba Facebook, para qué necesitaba una cuenta y cómo crear una red de amigos no fue nada fácil, pero con algo de práctica, se convirtió en un usuario avanzado. Encontraron a otro hombre con el que había hecho el servicio militar, a un exvecino que no veía hacía años y hasta algunos compañeros de clase. Uno de ellos compartió unas cuantas fotos que tenía con su abuelo y que Alan nunca había visto. Había una de una fiesta de Año Nuevo. Aparecía usando un vestido, una peluca y un collar. ¡Se murieron de la risa!
En una ocasión, después de salir del trabajo para visitar a su abuelo, Alan vio a una chica. Supo al instante que era nueva en la zona, nunca la había visto antes. Estaba leyendo un libro, era tan bonita que él sintió algo extraño en el estómago. Quiso presentarse, pero mientras se acercaba, perdió el equilibrio y cayó torpemente al suelo. Se levantó y corrió tan rápido como pudo con la esperanza de que ella no hubiera visto nada.
Corrió y corrió con una sola idea en la cabeza: “¡Te caíste frente a la chica más hermosa del planeta!”. Alan estaba convencido de que había perdido toda esperanza de volver a verla.
Pero, al ver a su abuelo, olvidó todos sus pensamientos. Traje y zapatos nuevos, y un botonier; ¡estaba impecable! “¿Qué estás tramando, jovencito?”, preguntó Alan. Su abuelo le dijo que tenía una cita con una mujer que había conocido en Facebook. Llevaban un par de días conversando y parecía ser muy agradable e interesante. Además, ella misma había suger
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