• hace 7 meses
Del autor de ‘no miento, cambio de opinión’ llega ahora ‘lo de mi mujer no eran cartas de recomendación, sino declaraciones de interés'.
No se si el marido de Begoña ha caído en la cuenta de que las cartas de recomendación, desde tiempos inmemoriales, incluyen preceptivamente la fórmula ‘tengo mucho interés’.
Y eso incluye, como no podía ser de otra manera, las misivas firmadas por la consorte del jefe del PSOE, cuando ensalza a los empresarios que después gratifica económicamente el Consejo de Ministros, con la firma del señor con quien comparte colchón.
El informe oficial sobre la adjudicación del contrato de Red.es, dependiente del Ministerio de Economía que dirigía Calviño, a la UTE  formada por Innova Next y The Valley Digital Business School, detrás de la que se encuentra Barrabés, subraya como ‘factor negativo’ no tener cartas de recomendación.
Y como la más y mejor recomendada, en aquella licitación, era la UTE del socio ‘universitario’ de Begoña, le adjudicaron los millones de rigor.
Es evidente que Sánchez trata como tontos a los progres españoles, quienes como tontos le siguen votando, a tenor de las encuestas.
Y lo hace el paisano con reiteración y alevosía.
Aunque hay algún despistado en el PP y en el periodismo no amarrado al pesebre de La Moncloa, que todavía no se ha percatado, no hace falta ser muy sagaz para entender la pajarraca que el Gobierno Frankenstein ha montado contra Milei.
El presidente argentino, en lugar de achantarse, sigue subiendo la apuesta y además de etiquetar de ‘cobarde’ a Sánchez por parapetarse bajo las faldas de su mujer, reitera que a quien tienen que pedir disculpas es a él.
La bronca se encona y la izquierda la alargará por lo menos hasta el 9 de junio, con la esperanza de que le ayude a polarizar al electorado 'rojeras' y sacar unos resultados decentes en las elecciones europeas.
Es falso que Milei haya atacado la soberanía nacional, salvo que el socialcomunismo, ese que despenaliza los insultos al Rey y los homenajes a los asesinos etarras, considere que Begoña es una institución del Estado.
La prueba de que todo es pura impostura lo demuestra que, cuando el presidente de Colombia, el narcoterrorista Petro, en vísperas de su visita a Madrid, condenó el 'yugo español esclavista’, Sánchez y su cuadrilla de maleantes, lejos ofenderse, le agasajaron de forma servil y pastueña.
No llamaron a consultas al embajador español en Bogota y, por supuesto, no acusaron a Petro de atacar la soberanía o la democacracía española, como tampoco lo hicieron cuando el presidente de México, el atolondrado López Obrador, hizo lo propio.
Estos caraduras no tienen un pase.

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