Rusia ha prometido una respuesta «tangible y apropiada» si Ucrania utiliza misiles de largo alcance suministrados por Estados Unidos en sus ataques, advirtiendo de que ello constituiría una implicación directa de Estados Unidos.
La declaración se produce tras la decisión de Joe Biden de permitir a Ucrania desplegar misiles ATACMS contra Rusia, lo que supone un cambio significativo en la política estadounidense.
La medida de Biden, dos meses antes de su salida de la Casa Blanca, pone fin a una restricción anterior que prohibía a Ucrania utilizar armamento occidental de largo alcance contra Rusia.
Aunque el presidente electo Donald Trump no ha hecho comentarios, sus promesas de campaña de poner fin a la guerra y centrarse en cuestiones internas plantean dudas sobre si mantendrá esta decisión.
La introducción de los misiles ATACMS, capaces de alcanzar hasta 300 km, coincide con el aumento de las tensiones.
Rusia ha intensificado sus ataques contra las infraestructuras ucranianas, provocando apagones generalizados y víctimas civiles, incluido un ataque mortal en Odesa.
Las fuerzas ucranianas, por su parte, mantienen un punto de apoyo en la región rusa de Kursk, donde al parecer han llegado más de 10.000 soldados norcoreanos para reforzar las fuerzas rusas.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, ha dado la bienvenida a los misiles, insinuando su uso inminente.
Los informes sugieren que Estados Unidos podría limitar su despliegue a Kursk como señal a Rusia y Corea del Norte.
El viceconsejero de Seguridad Nacional estadounidense, Jon Finer, subrayó la disposición de Washington a responder a las escaladas, incluida la participación de Corea del Norte.
Francia y el Reino Unido, ambos proveedores de armamento similar, podrían seguir su ejemplo, aunque no se han hecho declaraciones oficiales.
El presidente francés, Emmanuel Macron, elogió la decisión de Biden como «totalmente buena», mientras que el primer ministro británico, Sir Keir Starmer, guarda silencio.
En medio del creciente conflicto, Xi Jinping, de China, hizo un llamamiento a la desescalada y a la resolución política, subrayando el papel de Pekín como aliado fundamental de Rusia en medio de las sanciones occidentales.
La declaración se produce tras la decisión de Joe Biden de permitir a Ucrania desplegar misiles ATACMS contra Rusia, lo que supone un cambio significativo en la política estadounidense.
La medida de Biden, dos meses antes de su salida de la Casa Blanca, pone fin a una restricción anterior que prohibía a Ucrania utilizar armamento occidental de largo alcance contra Rusia.
Aunque el presidente electo Donald Trump no ha hecho comentarios, sus promesas de campaña de poner fin a la guerra y centrarse en cuestiones internas plantean dudas sobre si mantendrá esta decisión.
La introducción de los misiles ATACMS, capaces de alcanzar hasta 300 km, coincide con el aumento de las tensiones.
Rusia ha intensificado sus ataques contra las infraestructuras ucranianas, provocando apagones generalizados y víctimas civiles, incluido un ataque mortal en Odesa.
Las fuerzas ucranianas, por su parte, mantienen un punto de apoyo en la región rusa de Kursk, donde al parecer han llegado más de 10.000 soldados norcoreanos para reforzar las fuerzas rusas.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, ha dado la bienvenida a los misiles, insinuando su uso inminente.
Los informes sugieren que Estados Unidos podría limitar su despliegue a Kursk como señal a Rusia y Corea del Norte.
El viceconsejero de Seguridad Nacional estadounidense, Jon Finer, subrayó la disposición de Washington a responder a las escaladas, incluida la participación de Corea del Norte.
Francia y el Reino Unido, ambos proveedores de armamento similar, podrían seguir su ejemplo, aunque no se han hecho declaraciones oficiales.
El presidente francés, Emmanuel Macron, elogió la decisión de Biden como «totalmente buena», mientras que el primer ministro británico, Sir Keir Starmer, guarda silencio.
En medio del creciente conflicto, Xi Jinping, de China, hizo un llamamiento a la desescalada y a la resolución política, subrayando el papel de Pekín como aliado fundamental de Rusia en medio de las sanciones occidentales.
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