Las intoxicaciones alimentarias son un problema frecuente, sobre todo en verano, cuando el calor facilita la proliferación de gérmenes en los alimentos.
Para garantizar comidas seguras y sabrosas, es esencial tomar precauciones sencillas a la hora de higienizar y conservar los alimentos.
El primer paso es tener cuidado durante la compra. Comprueba la integridad del envase y evita los productos arrugados, rellenos o caducados.
Un envase dañado puede comprometer la calidad y seguridad del alimento.
Busca signos de deterioro, como una coloración diferente o la presencia de moho o larvas, y desecha los productos sospechosos.
Cuando llegues a casa, lávate bien las manos antes de manipular los alimentos e higieniza la fruta y la verdura bajo el grifo.
Para una limpieza más eficaz, utiliza una solución de hipoclorito sódico (20 ml por litro de agua). Después de dejar los alimentos en esta solución, aclara bien para eliminar los residuos químicos.
Al almacenarlos, mantén los alimentos perecederos, como la carne y los productos lácteos, refrigerados hasta 4°C.
Utiliza recipientes herméticos, preferiblemente de cristal, para preservar la calidad y prolongar la vida útil.
Los productos precocinados deben mantenerse separados de los alimentos crudos para evitar la contaminación cruzada.
Los productos no perecederos, como cereales y conservas, deben almacenarse en lugares frescos y secos, lejos de la luz solar.
Mantener limpio el frigorífico es esencial. Desecha los productos caducados. Limpia los estantes y cajones con una solución de agua y detergente o vinagre, y comprueba los cierres.
Organizar la despensa también es importante. Separa los alimentos de los artículos de higiene personal para evitar la contaminación cruzada.
Si necesitas guardar ambos en el mismo lugar, utiliza estantes separados o tarros herméticos bien cerrados.
Durante la preparación, lávate las manos con frecuencia y evita mezclar los utensilios utilizados para los alimentos crudos con los utilizados para los alimentos precocinados.
Seguir las directrices sobre conservación y caducidad de los productos ayuda a garantizar comidas sanas y seguras.
Estas sencillas precauciones protegen contra las intoxicaciones alimentarias y favorecen la salud y el bienestar. La prevención comienza con elecciones conscientes, desde la compra hasta la preparación de los alimentos.
Para garantizar comidas seguras y sabrosas, es esencial tomar precauciones sencillas a la hora de higienizar y conservar los alimentos.
El primer paso es tener cuidado durante la compra. Comprueba la integridad del envase y evita los productos arrugados, rellenos o caducados.
Un envase dañado puede comprometer la calidad y seguridad del alimento.
Busca signos de deterioro, como una coloración diferente o la presencia de moho o larvas, y desecha los productos sospechosos.
Cuando llegues a casa, lávate bien las manos antes de manipular los alimentos e higieniza la fruta y la verdura bajo el grifo.
Para una limpieza más eficaz, utiliza una solución de hipoclorito sódico (20 ml por litro de agua). Después de dejar los alimentos en esta solución, aclara bien para eliminar los residuos químicos.
Al almacenarlos, mantén los alimentos perecederos, como la carne y los productos lácteos, refrigerados hasta 4°C.
Utiliza recipientes herméticos, preferiblemente de cristal, para preservar la calidad y prolongar la vida útil.
Los productos precocinados deben mantenerse separados de los alimentos crudos para evitar la contaminación cruzada.
Los productos no perecederos, como cereales y conservas, deben almacenarse en lugares frescos y secos, lejos de la luz solar.
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Seguir las directrices sobre conservación y caducidad de los productos ayuda a garantizar comidas sanas y seguras.
Estas sencillas precauciones protegen contra las intoxicaciones alimentarias y favorecen la salud y el bienestar. La prevención comienza con elecciones conscientes, desde la compra hasta la preparación de los alimentos.
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